Esta mañana escuchaba la lectura del día, hablaba sobre la semilla que depositamos en la tierra y sobre la cual no tenemos ningún tipo de control, no sabemos lo que pasa allí abajo, pero no importa lo que nosotros hagamos ella va a germinar y a crecer y un día va a brotar de la tierra, tal vez es una de las cosas mas maravillosas que pueden ocurrir.

Pensaba que nosotros siempre queremos tener el control de todo lo que ocurre en nuestra vida. Podemos pasar un tiempo planeando lo que va a ocurrir dentro de un mes, pero llegado el momento las situaciones pueden ser adversas y todo lo planeado o lo soñado no resulta como esperábamos… «No todo está en nuestras manos, a veces nos toca detenernos, descansar y abandonarnos», pero cuánto nos cuesta a veces dejar que la vida siga y quedarnos a la expectativa de qué es lo que va a ocurrir y ponerlo en las manos de Dios.

Siempre he creído tener la madurez de esperar y dejar que las cosas fluyan, pero hoy debo reconocer que muchas veces la ansiedad me vence y quisiera que las cosas ocurrieran en el momento exacto y pierdo la paciencia.

Así que hoy quiero repetir estar palabras como un mantra para recordarlo: No todo está en nuestras manos… a veces nos toca detenernos, descansar y abandonarnos.