El miércoles por la mañana llegué de caminar, me senté en la entrada de la casa mientras Momo daba vueltas por el parqueo y me dediqué a ponerme al día con las noticias. De repente leí la noticia de la muerte de Adriano Miguel Tejada. He llorado y he estado triste todos estos días, ¿Cómo se puede sentir tanta tristeza por la muerte de alguien que no conozco?

Hace un mes leí la noticia de que Adriano Miguel Tejada se retiraba de Diario Libre, sabía quien era, por supuesto, era una figura muy conocida. Leí las palabras que publicó en su última editorial. Comentaba que muchas personas no entendían porque él se retiraba de la dirección del periódico, y su respuesta fue: «Me retiro para concentrarme en mi otra vocación, el estudio de la historia, y para disfrutar de mis hijas y nietos, a quienes les robé muchas horas de compañía”. 

Por eso el miércoles cuando leí que, a menos de un mes de haber escrito estas palabras, había muerto esto me llenó de una profunda tristeza.

Este año 2020 ha sido un año horrible, todos estamos de acuerdo en que deberíamos borrarlo de la historia. Pero después que pasó el estrés inicial y todos nos dimos cuenta de que había que seguir viviendo con esta nueva realidad, el mundo se ha vuelto loco, todos quieren hacer un tres meses lo que no hicieron durante año y aunque debería estar agradecida porque tengo trabajo, cuando hay tanta gente por ahí que se ha quedado sin empleo, yo estoy cansada.

En estos días me he preguntado cuántos de nosotros no quisiéramos como Don Adriano retirarnos a tiempo para disfrutar, haciendo aquellas cosas que amamos y para las cuales no tenemos tiempo, disfrutar de la familia, a la cual le robamos tantas horas de compañía por el trabajo. Don Adriano no sabía que la muerte estaba tan cerca, si lo hubiera sabido tal vez hubiera dejado el periodico muchos años atrás.

Este año me ha enseñado que la vida es muy incierta y que no sabemos lo que ocurrirá mañana, así que hoy es lo único que tenemos a la mano y debemos tratar de vivir el hoy con intensidad  y hacer las cosas que nos llenan, y no pasarnos la vida haciendo cosas porque son nuestra responsabilidad, si no es lo que disfrutamos.

Sentí mucho la muerte de Don Adriano, porque no tuvo tiempo de hacer aquello que amaba, y me vi reflejada en su vida.  Hoy escribo y reflexiono sobre esto. Amo escribir y lo he dejado de lado por estar concentrada en tantas responsabilidades, en su memoria quiero sacar tiempo para hacer aquello que amo en mi vida antes de que sea tarde.