Debí escribir esto hace un año, pero por alguna circunstancia que no recuerdo lo comencé y luego no me sentí con fuerzas de continuar. Hoy se cumple un año de la muerte de Don Henry Molina, fue mi suegro, el único que probablemente tendré, el abuelo de mis hijos y un hombre de verdad maravilloso.

Cuando las personas mueren tendemos a decir que fueron grandes hombres, pero creo que en este caso no se trata de una frase trillada, en verdad y desde mi corazón creo que Don Henry fue un gran hombre.

Hace un rato fui a misa y la hice en su memoria, mis hijos me preguntaron porque le ponía una misa, mi respuesta fue: «que no se lo que pasa después que uno muere, pero que si él estaba allá en el Cielo y me mira se alegrara de que yo le ponga una misa»

Muchas personas pueden hablar de Don Henry desde muchos puntos de vista, como político, como sindicalista, sus hijos hablaran de él como padre, yo lo recuerdo con una gran sonrisa en su rostro y una alegría sin limites en cualquier circunstancia de la vida.

Lo conocí a los pocos meses de ser novia de su hijo, un día Luis Henry (hijo) llegaba de un viaje y lo acompañe al aeropuerto, llovía a torrenciales y yo estaba asustada tanto por el temporal como por tener que acompañarlo durante todo ese trayecto, no sabía que hablaría con él, con el tiempo comprendí que cuando uno estaba con él no tenía que preocuparse de que hablar porque el se encargaba perfectamente.

En casa solo sonaba el teléfono cuando Don Henry llamaba a sus nietos y a mi, hace mas de un año que el teléfono apenas suena, y cuando lo hace siempre creo que aun escucharé su voz al otro lado de la línea.

Adoraba a sus nietos, disfrutó cada momento de sus vidas y fue un abuelo cariñoso e incondicional. Recuerdo que después que Guillermo y yo habíamos regresado de Chile, él fue de visita y se vino cargando una caja de juguetes de su nieto que habíamos dejado, nunca olvidaré la alegría de Guillermo Emilio al ver la caja y la del abuelo al hacer feliz a su nieto, porque así era él su alegría era la alegría de los demás.

Hoy estoy triste, se que lo único que tenemos seguro es morir, pero a veces uno quisiera disfrutar más de aquellos a los que ama; se que hubiera sido feliz conociendo a algún bisnieto, viendo a Guillermo graduarse de la maestría y a Fer de la universidad, yendo a la boda de alguno de los chicos y compartiendo con la familia. 

Podría escribir muchas cosas de Don Henry, pero creo que me quedo con su recuerdo en mi memoria, con la tristeza de extrañarlo, con la alegría al recordar la suya, con su amor y devoción por un Dios en el que creyó firmemente y espero que desde arriba pueda leer estas palabras para que sepa In Memorian que de verdad lo quise mucho.

Se que está en el cielo con Dios, Don Henry, porque es uno de esos ángeles que se lo merecen !!!