En estos días ando un poco decepcionada de las personas, no de nadie en particular, es un sentimiento extraño. Siento que a las personas no les importa andar por la vida diciendo mentiras o diciéndote lo que piensan, que tu esperas escuchar, parece un trabalenguas, pero la falta de sinceridad ¡me desespera!
Hace unos meses tenía una situación en mi oficina, llamé a una persona y le pedí que fuera sincera conmigo, que me dijera si estaba dispuesta a comprometerse con un trabajo, y me respondió rápidamente que si, que contara con ella. No había pasado un mes cuando esa persona faltó a su palabra y en la misma silla donde se había comprometido conmigo me dijo de la forma más ligera que ahora haría lo contrario, me costó un rato asimilar lo que estaba ocurriendo y tuve que morderme la lengua para no decirle que sencillamente era una mentirosa. Respire profundo y simplemente me dije: «no vale la pena reclamar nada, la tonta que se creyó lo que me dijo, fui yo»
Esta mañana encontré esa frase de Pagola: «La verdad es uno de los pilares sobre los que se asienta la conciencia moral y la convivencia», desde que somos niños nuestros padres nos enseñan que debemos decir la verdad. Hasta hay un Himno a la Verdad!
«No digamos jamás la mentira, no engañemos a nuestros papás, que no hay cosa mas bella que un niño cuando sabe decir la verdad, respetemos a nuestros mayores, ocultarle una falta es error, la verdad es la cosa más bella… dónde está la verdad está Dios…» eso dice la canción. (Himno a la Verdad, letra: Ramón Emilio Jiménez – música: Julia A. Hernández)
Hay un mandamiento de la Iglesia que dice: «No mentir»… Cuando vamos delante de un juez juramos: «Decir la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad»
Pero todo esto se ha vuelto palabra muerta que se la lleva el viento, nos pasamos el dia viviendo en medio de la mentira, a nadie le importa en realidad decir la verdad.
Dice Pagola: «Los grupos de poder ponen en marcha múltiples mecanismos para dirigir la opinión pública y llevar a la sociedad hacia una determinada posición, pero con frecuencia ocultando la verdad, desfigurando datos, de manera que las gentes llegan a vivir con una visión falseada de la realidad», los políticos, la gente de poder se pasa la vida comprometiéndose con cosas que al cabo de unos días desdice de la forma más olímpica. Qué podemos esperar entonces del resto de los mortales, como esta chica que trabajaba conmigo, le importó muy poco decir una mentira.
«Las consecuencias son graves, dice Pagola, porque cuando se oculta la verdad, o se dice una mentira, existe el riesgo de que vayan desapareciendo los contornos del bien y del mal. Ya no se puede distinguir lo que es justo de lo injusto»
Aquella chica que se comprometió conmigo, y un mes después dijo no contrario, no pensó que estaba haciendo nada malo. Simplemente me dijo lo que yo quería escuchar, y cuando sus circunstancias cambiaron resultó había dicho una mentira y como si no tuviera consecuencias me dice: «ah lo que le dije hace un mes, ya no es así, ahora es de otra forma» Mi pregunta es: ¿Cual es la diferencia entre hacer eso y decir una mentira? como dice Pagola: «al ocultar la verdad, no podemos separar el bien del mal»
Siempre que reflexiono pienso qué debo hacer yo para que el mundo sea mejor, o al menos diferente; creo que hoy me comprometo a siempre decir siempre la verdad, no faltar a mi palabra nunca, no importan las consecuencias adversas que eso signifique para mi vida. porque… como dice la canción, donde está la verdad está Dios.