02 de junio de 1988. Llegué a su casa a recogerlo, pensé que iríamos al cine como siempre y toqué bocina para avisar que estaba allí. Desde la ventana del auto lo vi por el balcón, haciéndome señas para que apagara y subiera a la casa. Suspiré, no estaba en ánimos de saludar a la familia. Resignada, apagué el auto y tomé la llave. Subí lentamente las escaleras y al levantar la vista lo vi, con su típica camisa de cuadros y sus pantalones caqui y su hermosa barba, pero además con una canasta en la mano. ¿Qué diablos es eso? Pregunté sin hablar, una sorpresa me respondió con mímicas. Me dio la canasta y entrando a la casa volvió con una botella de vino. Subimos todo al auto y le pregunté ¿dónde vamos?. Al parque. ¿Al parque, pero es de noche? Si, vamos a un picnic nocturno. Llegamos y caminamos hasta un lugar no tan claro y abrió su canasta. Sacó un mantel de cuadros y lo tendió sobre la grama, un florero con rosas rojas, un candil con una vela, fósforos, una tabla de cortar, un cuchillo, dos copas, quesos y un saca corchos. Abrió la botella de vino y después de servirla, levantó la copa y me dijo: Brindemos. ¿por qué brindamos? Por nosotros. ¿Por nosotros? Pero somos solo amigos… no desde hoy ya no. ¿Y que seremos? Uno solo, yo seré tuyo para toda la vida y tu serás mía para el resto de mis días. Y yo sonreí. Por primera vez fui feliz y por un momento lo creí real… hasta que un día desperté… un sueño que duró 21 años…y me encontré sola, sin parque, ni canasta, sin mantel, sin flores rojas o la vela, sin vino, sin copa y sin tenerlo a él, con quien brindar … un 02 de junio veinte y un años después.
Algunos aniversarios deberían ser posibles pasarlos por alto…
Algunas cosas que nos toca vivir es imposible olvidarlas
Algunas cosas que nos toca vivir necesitamos reemplazarlas por otras vivencias mas felices y memorables… TQM