Me siento frente a la compu y las circunstancias parecen empujarme a hablar de la tristeza y la muerte. Hoy estoy triste, pero contradictoriamente no quiero hablar de esto, porque necesito combatir a todos los que se empecinan en llenarnos de tristeza.
Situaciones de violencia siguen empañando este fin de año, noticias que nos impactan, amigos que pierden a sus seres queridos, expreso mi solidaridad y apoyo a todos, pero hoy necesito hablar de la alegría 😦
El fin de semana estaba de visita en una casa y una chiquilla a la que quiero mucho me dio una gran lección de vida, me enseñó, en un instante, que lo último que debemos perder es la esperanza y que con optimismo y alegría todas las batallas están ganadas.
El sábado, en la iglesia, José Manuel hizo referencia a un libro de Martin descalzo que se llama «Razones para la Alegría».
Dice Martin descalzo que los humanos no nacemos felices o infelices, que en nuestra vida aprendemos a ser una cosa o la otra, que la dicha es algo que se construye ladrillo a ladrillo, como una casa.
Eso me hizo pensar en aquella chica, que con su actitud ha logrado construir la felicidad ladrillo a ladrillo, a pesar de que las condiciones puedan serle adversas. Nosotros sin embargo, pasamos la vida dejándonos arrastrar por la tristeza, porque creo que tristeza podría también construirse ladrillo a ladrillo y formar una pared infranqueable que nos aísle.
«Una de las claves, dice Martin Descalzo, es precisamente no renunciar o ignorar los trozos de felicidad que poseemos por pasarnos la vida soñando con la felicidad entera»
Y es eso, debemos disfrutar y maximizar esos trozos de felicidad que nos llegan, aprovecharlos y no dejarlos pasar esperando que llegue «la felicidad entera». Mi amigo, que perdió a su padre, se sentía contento de haberle dado todo lo que pudo durante su vida, se alegraba de esos trozos de felicidad.
Martin Descalzo, enumera entonces, algunos caminos por lo que podemos caminar hacia la felicidad, (no los voy a mencionar todos):
- Valorar y reforzar las fuerzas positivas de nuestra alma, y dejar de estar destacando lo malo que nos ocurre, seguro que a lo largo de nuestros días siempre hay algo positivo que nos pasa.
- Asumir serenamente las partes negativas de nuestra existencia. No somos perfectos, aprendamos a vivir con nuestros defectos y aceptémoslo de forma serena.
- Vivir abiertos hacia el próximo. Cuanta dicha hay en darnos a los demás, dejemos de lado el egoísmo y abrámonos hacia los otros.
- Creer descaradamente en el bien. ¿Por qué el mal sigue triunfando en la vida? Tenemos que seguir creyendo que a pesar de todo el bien existe.
- En el amor preocuparnos más por amar que por ser amados.
- Procurar sonreír con ganas
La máxima expresión de la felicidad es la sonrisa.
«Una buena sonrisa es más un arte que una herencia», «La gente que ama mucho sonríe fácilmente», «Puedes vivir años sin poder regresar de una sonrisa, por eso debe ser fácil enamorarse de quien posee una buena sonrisa»
Señor ayúdanos a que en medio de todo, la alegría nunca se aleje de nuestro corazón y enséñanos a mantener una sonrisa a pesar de las dificultades.
Soy un admirador fiel del autor del libro «Testamento de un pájaro solitario»
Gracias Carolina por tus escritos, ellos nos recuerdan algo que hemos dejado a un lado del camino. Nos recuerdan algo a lo que debemos retornar y permitir que nos acompañe siempre.
Un abrazo