En estas últimas semanas sigo leyendo el libro de Grum: “El Espacio Interior”. Ha sido muy enriquecedor las reflexiones que he encontrado, probablemente a la luz del momento que vivo en mi vida.
He pensado que muchas veces vivimos demasiado pendientes de lo que los demás piensan de nosotros, cómo nos van a ver si actuamos de una u otra manera. Dice Grum que: “Hay un espacio en mi sobre el cual nadie tiene poder. Es el espacio donde Dios habita en mi. Allí entro en contacto con mi verdadero yo, Allí soy entero yo mismo”. Y agrega: “Descubrimos quienes somos en realidad abandonando nuestras numerosas identificaciones… debemos des-identificarnos para encontrarnos con nuestro ser espiritual”
Uno pensaría que a esas alturas de la vida tiene muy claro lo que es y lo que quiere de su vida, pero la vida nos sorprende, a cada vuelta de la esquina nos tiene una sorpresa y en ocasiones nos agarra desprevenidos, no estamos preparados para lo que llega porque estamos tan pre-determinados, estamos tan identificados con las cosas que nos ocurren cada día, que no somos capaces de reaccionar a tiempo.
Solo en ese espacio interior de nuestra vida, volviendo allí donde solo Dios habita podemos hacer el alto, mirarnos desde adentro y abandonar nuestra identificación del momento para encontrarnos con nosotros mismos y reaccionar y estar dispuestos a volver a comenzar. ¿cuántas veces nos tocará comenzar? Uno piensa que debe ser en función de la edad… ¿a los casi 50? ¿Tendría uno que estar pensando en volver a comenzar? … respiro profundo porque debo aceptar y responderme a mi misma un SI con mayúscula…
Así que en estos días en eso ando, encontrándome con ese yo interior y descubriendo que solo desde allí, es posible des-identificarme y encontrarme con el Espíritu, el me guiará por el camino que me toca tomar en este momento.
Querida Carolina, siempre es grato el tener el contacto con uno mismo y la oportunidad de cambiar eso que creemos que somos, a mi me toco a traves de la enfermedad, a ti al momento de cambios importantes en tu vida. Asi nos damos cuenta que todos los dias sale el sol y con ello es un nuevo principio y el atardecer marca un final que aceptamos cada vez que cerramos nuestros ojos al dormir, siempre guiando nuestro propio interior, el Dios que vive en cada uno de nosotros.
Gracias por compartir tus descubrimientos en estas paginas.
Un abrazo
Ingrid