Allí estaba la libreta verde con flores amarillas. Descansaba plácida sobre el escritorio. Parecía haber estado allí por veinte años. Me miraba haciéndome guiños para que me acercara mientras yo intentaba terminar lo que escribía desoyendo sus llamados silentes.
La ignoraba. Pretendía que no existía. Intentaba concentrarme en los dedos de mis manos tecleando el computador. Mis ojos fijos en la pantalla, veía cada palabra salir una detrás de otra con prisa, me esforzaba por no diluirme.
Por el rabillo del ojo la observaba, la libreta continuaba su coqueteo. Me pedía a gritos que no la menospreciara, que la abriera y que volviera a recorrer mis ojos por cada una de aquellas palabras que había escrito hacía tantos años. Yo me negaba, la desdeñaba.
De repente: un bloqueo mental. Ya no supe que más escribir. Intentaba volver a concentrarme pero ya no miraba la pantalla, mis ojos se habían desviado y ahora observaba fijamente la libreta verde con sus flores amarillas. Me detuve a ver su verdor desgastado por el tiempo, acercándose a su otoño. Sus hojas casi marrones parecían amenazar con deshacerse y desaparecer mezcladas en el humus de la tierra.
Entonces ya no pude resistir más. Solté el teclado, abandoné la pantalla y tomé la libreta verde con flores amarillas, con avidez, con desesperación.
Me levanté del escritorio y fui con pasos urgentes a sentarme en el sillón. Abrí la portada de la libreta verde con flores amarillas y me dispuse a viajar hacia aquel tiempo narrado en cada letra, en cada palabra, en cada página de aquella libreta, aunque sabía que me conduciría a la mas triste y miserable de mis noches.
Ay, las libretas… cuánta magia contienen… Yo tengo alguna con mis relatos de cuando era una niña que soñaba con ser escritora. De vez en cuando las abro y las leo y a veces hasta me sorprendo por lo que escribí hace tanto tiempo en ellas…
Cuanta inocencia, madre mía XD
Asi es Victoria, en mi caso tengo mas de 20, Desde el año 1989 escribo cada día y tengo todas mis libretas. Son mi tesoro, las leo de vez en cuando y como tu me asombro de lo que escribí.
Un relato que abre puertas a tantos mundos como los que contienen tu libreta verde con flores amarillas. Me ha gustado mucho Carolina