Hace unos años leí un libro que en algún momento he comentado en mi blog. Se llama «Los 4 acuerdos». Plantea 4 nuevos principios que debemos plantearnos en la vida. De ellos hay uno que lo tengo en la cabeza en estos días de forma muy especial: “Medir las palabras”… y es que pienso que podemos herir tanto a los demás con nuestras palabras. Pienso que cada vez que vayamos a hablar deberíamos pensar si con nuestras palabras vamos a herir a los demás y si es así mejor cerrar la boca.
A propósito de esto hoy encontré en mi libro de Grum lo siguiente: “ Si quieres lograr perpetua y verdadera vida, no se abra tu boca para hablar mal, y no pronuncien tus labios daño alguno” (Anselm Grum. Encuentra tu equilibrio Interior)… coincide con lo que plantea uno de los 4 acuerdos.
Cuanto daño hacen las murmuraciones y la intriga en un ambiente de trabajo… Hay personas que se dedican a emitir juicios de valores sobre los demás sin conocer la película completa. Juzgamos a los otros sin saber en el fondo porque actuaron de una u otra manera.
Dice Grum: “Hay personas a las que solo se sienten a gusto si tienen el mayor numero posible de enemigos con los que poder luchar. En cuanto los adversarios dejan de existir ya no se sienten cómodos. En ese momento entonces tienen que enfrentarse a si mismos. Y al poco tiempo buscan un nuevo rival. Hay ocasiones en que si no lo encuentran fuera, terminan luchando consigo mismos y a menudo caen en la depresión”
Y prosigue Grum: “ No se puede dar por supuesto que una comunidad vive en paz. Para ello es necesario que los monjes estén dispuestos a convivir en paz. Y se necesita la sabiduría del Abad, que modera todo, de modo que los fuertes deseen mas y los débiles no se desalienten”… y entonces pensé que eso mismo ocurría en el ambiente de una empresa: No podemos dar por supuesto que el ambiente se mantenga en paz, para que ocurra se necesita la sabiduría de la cabeza que lo dirige… de forma que Los fuertes deseen mas y los débiles no se desalienten, es una tarea que tiene por delante todo el que dirige.
Aveces nos toca convivir en el ambiente de trabajo con personas que son buenos empleados pero con temperamentos conflictivos, de esos que solo quieren buscar los defectos del resto de los compañeros, cuando esas personas son buenos en su trabajo pero crean conflictos, la cabeza debe tener la sabiduría de decidir y saber tomar decisiones, muchas veces esas decisiones nos cuestan… pero siempre debemos tratar de que prevalezca el ambiente de paz y armonía… cuando pensamos que pasamos 8 horas con nuestros compañeros de trabajo… no se puede vivir tanto tiempo en medio de una guerra.
Hoy solo pido a Dios que me de la sabiduría para saber dirigir de forma que los fuertes deseen mas y los débiles no se desalienten!!! y que prevalezca sobre todo la armonia.
No podría estar más de acuerdo contigo, Carolina. El ambiente de trabajo es importantísimo. Por desgracia, yo he estado en empresas en las que los empleados, al principio, nos llevábamos bien pero los «jefes» se encargaban de enrarecer el ambiente hasta que se producían conflictos que acababan por separar a una plantilla unida, que trabajaba como una máquina bien engrasada, en grupitos llenos de rencor, ira y miedo.
Llegados a ese punto, después de intentar recuperar el «buen rollo» infructuosamente, siempre he acabado por poner pies en polvorosa. ¿Quién quiere pasarse no 8 sino 10 u 11 horas (maldita jornada partida) en un lugar en el que le hacen sentir agobiado y miserable?
Esto afecta a todo, pero al rendimiento también. ¿Por qué tantos directivos son incapaces de ver esto y asumir sus responsabilidades?
Estoy segura de que tú, sin embargo, eres lo suficiente humilde como para ser de las que lo hacen bien. ¡Animo!
Gracias por visitar mi blog…
Seguimos en el intento y esperamos no desmayar.. Tal como apuntas la humildad es una virtud importante de cultivar.
Saludos, Carolina
Muy buen aporte. La tarea de un director de empresa no es para nada fácil en la actualidad teniendo en cuenta la gran competencia existente en el ámbito corporativo moderno.