A menudo los hijos se nos parecen,
y así nos dan la primera satisfacción;
ésos que se menean con nuestros gestos,
echando mano a cuanto hay a su alrededor.

Esos locos bajitos que se incorporan
con los ojos abiertos de par en par,
sin respeto al horario ni a las costumbres
y a los que, por su bien, (dicen) que hay que domesticar.

Niño,
deja ya de joder con la pelota.
Niño,
que eso no se dice,
que eso no se hace,
que eso no se toca.

Cargan con nuestros dioses y nuestro idioma,
con nuestros rencores y nuestro porvenir.
Por eso nos parece que son de goma
y que les bastan nuestros cuentos
para dormir.

Nos empeñamos en dirigir sus vidas
sin saber el oficio y sin vocación.
Les vamos trasmitiendo nuestras frustraciones
con la leche templada
y en cada canción.

Nada ni nadie puede impedir que sufran,
que las agujas avancen en el reloj,
que decidan por ellos, que se equivoquen,
que crezcan y que un día
nos digan adiós.

Joan Manuel Serrat

Tal vez el estado de animo en el que me encuentro hoy no es el mejor… pero prometí escribir en mi blog lo que sintiera el corazón y como se que esto no lo lee mucha gente puedo darme el lujo de escribir lo que siento.

Hoy tuve una discusión con mi hijo mayor, cumplió 14 años hace una semana… y me dice que lo trato como si fuera un adulto. Dice que peleo demasiado… mi mama peleaba demasiado, aún hoy lo hace y me da tanta rabia cuando lo hace, asi que supongo que es un comportamiento aprendido de ella. Me hubiera gustado parecerme a ella en sus virtudes y no en sus defectos… aunque se que ella no es la culpable de que sea asi.

Pensé en esta Canción de Joan Manuel Serrat… y al final los hijos son un poco el reflejo de nosotros, los criamos con nuestros defectos y nuestras frustraciones que como dice Joan Manuel la transmitimos incluso en las canciones que escuchamos.

Hoy le prometí a mi hijo que trataría de no pelear… y digo trataría porque, no saben cuan difícil es para mi no hacerlo… juro que quisiera no hacerlo, pero como dicen por ahi, pareciera que es mi naturaleza.

Nunca me atreví a decirle a mami que ella me peleaba y que eso me hacia sentir miserable… pero la verdad es que le agradezco a Guillermo Emilio que tuviera hoy la valentía de hacerlo, tal vez así de un solo aprenda que no resuelvo nada peleando.

Lo peor de todo es que hoy me siento tan triste como me sentía cuando ella me peleaba y pedía a Dios en la noche que al menos un día pasara si que ella lo hiciera de nuevo.

Escribo esto en mi blog como dije, porque es lo que siente mi corazón y con la esperanza de que al hacerlo haga un compromiso formal con Guillermo Emilio y pueda cumplir mi promesa.

Al final como dice Joan Manuel, ni siquiera mis pleitos «podrán impedir que él sufra, que las agujas avancen en el reloj, que decida por él mismo lo que quiere, que se equivoque, que crezcan y que un día me diga adiós»