Hace unos años leí un par de libros de Esther de Wall que me gustaron mucho. Estaba buscando un nuevo libro que leer en las mañanas para mis reflexiones y encontré varios libros de ella, están en ingles y en principio no estaba muy animada, pero esta mañana me decidí y creo que lo voy a disfrutar.

Nuestra vida es una sucesión de bordes y umbrales… Abrirnos al cambio, listos, dispuestos para movernos hacia delante, vivir sin defensas, sin escondernos tras las barreras… si tuviera que encontrar una sola palabra para esa sensación de abertura al umbral esta seria transformación… Y las transformaciones siempre dan miedo. Ser transformados implica dejar ir el control por un momento en la expectación de que el resultado valdrá la pena. Significa tomar el riesgo de que las viejas certezas pueden ser desplazadas por una nueva forma de ver el mundo. Esther de Wall – To Pause at the threshold

Pensaba esta mañana en este año mi vida se va dando un poco la vuelta. No me gustan los cambios, creo que eso lo llevo un poco en la sangre porque mi mamá, tal vez a fuerza de vivir una niñez y juventud tan movida, en su madurez y vejez ha decidido que su vida en un poco cuadrada y por osmosis he absorbido un poco esa actitud.

Transformarnos, dice Esther, es dejar en control por un instante… y eso es algo que me cuesta mucho porque quiero tener el control de todo lo que ocurre siempre y la sola idea de soltar el mando, aunque sea por un instante, me aterra.. pero es hacerlo, con la expectativa, la ilusión, la esperanza de que lo nuevo que vendrá valdrá la pena; Sin embargo rápido te asaltan las dudas y las preguntas: ¿Y si no me gusta? ¿Y si no es bueno? Estoy bien como estoy, ¿Para que cambiar?  Pero Esther aclara: “Hay que arriesgarse”, hay que creer que las viejas certezas pueden ser sustituidas por las nuevas…

En unos días comienza el adviento, tiempo de prepararnos para recibir a Dios hecho niño que vino a enseñarnos un camino de amor. Tal vez estas palabras llegan hoy a mi vida para que me prepare y entienda que es momento de cambio, de transformación, de abrirme a la novedad, que sea capaz de soltar el control en este umbral de mi vida, entregárselo a Dios y dejar que me sorprenda, arriesgarme y dejarlo todo en sus manos.