“Para llegar a Dios no podemos llevar nada arriba. Si recorremos el camino libres y alegres habremos encontrado la alegría verdadera…El que es capaz de contemplar el mundo con ojos de Fe no solo se encuentra con Dios, sino que su propio corazón encuentra también la alegría” (Ansel Grum)
Vamos con los hombros encorvados y de repente recordamos que a pesar de los problemas tenemos muchas razones para ser felices, entonces “Nos enderezamos, miramos a nuestro alrededor y volvemos a percibir la belleza y reaparece la alegría… porque al final nosotros somos quienes podemos decidir hacia dónde dirigir la mirada…no se trata de reprimir o eliminar los problemas, sino tomar distancia de ellos y pasar a contemplar lo que sustenta la vida, entrar en contacto con la alegría que a pesar de todo sigue estando en nuestro corazón”
Toda esta reflexión me hizo recordad la canción de las sillas de Silvio Rodríguez. Siempre me ha gustado el sentido de esa canción porque creo que la vida de todos está llena de sillas que te invitan a sentarte y quedarte dandole vuelta a los problemas, como dice Silvio «siempre vale la agonía de la prisa, aunque se llene de sillas la verdad» y muchas veces es necesario decidir otro lugar hacia donde dirigir la mirada y seguir caminando libres y alegres.