Han sido días un poco complicados con un montón de cosas en la cabeza que escribir y sin tiempo para hacerlo. No quiero dejar de darle sentido a mi vida. Hoy en la mañana leía unas palabras de Benjamín (Caminar sobre las aguas) que como siempre han dado en el clavo: “Demasiados estímulos y tan intensos hacen difícil crear espacios para elaborar un pensamiento propio… hay que desacelerar el ritmo de nuestras vidas y sacarla a intervalos posibles de los espacios contaminados»
He dedicado mucho tiempo de mi vida a leer y reflexionar. Hace poco descubrí que lo que hacía era escribir ensayos y esta mañana me dije: ¿Cuánto tiempo hace que no me dedico a escribir esas cosas que me salen del corazón? Tenía miedo de ir a ver mi blog y constatar ¡hace cuánto tiempo lo tengo descuidado!
Pero siempre hay nuevas oportunidades, y como dice Benjamín… hay que aprender a desacelerar la vida. Ayer me vi forzada a quedarme en casa por la tormenta, la mayoría de la gente no llegar al trabajo y después de estar un rato dando vueltas en la oficina, recoger algunos papeles, decidí regresar a casa. Hacía días que no estaba tranquila con toda una tarde para mi y me dedique a: reflexionar, escribir y finalmente estuve hasta la 1:30 de la noche disfrutando de excelente lectura de una novela. Esta mañana al leer la reflexión de Benjamín pensé: “realmente, ayer logré desacelerar forzosamente mi vida»
Tengo muchas cosas interesantes que contar de mi libro de Benjamín… así que prometo continuar desacelerando de vez en cuando el carro y tomar el tiempo para escribirlas.