“No podemos quedarnos aislados en nuestras seguridades. Hay que moverse por las fronteras de nuestro mundo donde la vida se precipita con incertidumbre y hay que saber navegar sobre las aguas. Tan importante es la destreza para manejar los remos y la pequeña vela como tener ánimo en el corazón para no mirar atrás, presos de la nostalgia del prodigio vivido en tierra firme” Benjamín González Buelta, Caminar sobre las aguas.
Hoy daba vueltas por la ciudad sin rumbo, quería tener donde ir, y no se me ocurría ir a ningún lado. Fui a visitar a mis padre y después me fui a comer un helado. Seguía dando vueltas. Terminé regresando a casa. Mientras daba vueltas pensaba que hace unos años había cambiado radicalmente mi vida, y por más que he intentado aceptar y adaptarme a la nueva vida que me ha tocado, hay días como hoy en que nada tiene mucho sentido.
Me acordé entonces de algo que había leído hace unos días en el libro de Benjamín: “no podemos quedarnos aislados en nuestras seguridades” y es que de repente tenemos muchos años en tierra firme y por alguna circunstancia, nos lanzan al mar, nos lanzan… que no decidimos nosotros lanzarnos y nuestras seguridades se quedan en tierra firme y nosotros estamos en medio del mar. Pero no sabemos navegar, no nos formamos para ser marineros y no sabemos como guiar el bote, como manejar los remos o la vela para conducir el barco nuevamente a tierra firme. Y tenemos miedo, mucho miedo de seguir adelante, hundirnos y no poder salir a flote. Dice Benjamín que: “debemos tener ánimo en el corazón para no mirar atrás presos de la nostalgia del prodigio vivido en tierra firme”
Animo en el corazón… que fácil son las palabras pero que difíciles son vivirlas, experimentarlas. Dice Benjamín que: “Necesitamos la ascética de los remeros, su sentido de la orientación en medio de la noche, su esfuerzo, su conocimiento del mar y su destreza para lidiar con los vientos y las olas. Necesitamos la mística, que sabe discernir a Dios entre las sombras y lo invita a subir a nuestra pequeña barca y llena nuestra vida de sentido”
Hoy una noche de sábado donde el ánimo del corazón se ha perdido, espero descubrir la ascética de los remeros y la mística para encontrar de nuevo el sentido de la vida. Dejar de mirar hacia atrás y olvidar las seguridades de tierra firme, estoy en el medio de mar y solo me queda llegar a la otra orilla.
Acuerdate que lo importante no es llegar sino mantenerte. Ya tu llegaste!