Es la noche de un sábado igual que muchos de esos que han llegado a mi vida en estos tiempos, con deseos de hacer algo diferente, pero sin muchas opciones.
Hoy tengo una necesidad imperiosa de escribir, de escribir porque en estos días me encuentro en medio de un desierto, hace algunas semanas que me encuentro así y la verdad es que estoy cansada de estar así, y siento que debo hacer algo para moverme, para salir de este momento. Durante estos años escribir ha sido mi escape, pero hasta eso me está costando.
Buscando en mi librero encontré un libro de Gandhi que había comenzado a leer hace unos meses. Al hojearlo encontré algunas notas que había tomado y que le han dado un poco de luz a mi corazón en esta noche.
El desierto de nuestra vida llega cuando nos alejamos de Dios, y debo reconocer que en estos días ando alejada de Él. Sé la razón, y es que en el fondo de mi corazón siento, que cada vez que trato de levantarme, un nuevo golpe de viento combate mi vida y ando enojada con Él.
Decía un amigo en estos días que debía sentirme agradecida porque podía contar mas bendiciones en mi vida que males. Es cierto, al sumar y tratar de restar, creo que las bendiciones en mi vida son mayores, pero lo que me entristece es tan y tan fuerte que no logro recuperar la alegría de mi corazón.
Entonces llegan las palabras de Gandhi a mi vida: “ La humilde y silenciosa aceptación de la autoridad divina hace más fácil el camino de la vida… Mientras todo a mi alrededor cambia de continuo e incluso muere, en todo ese cambio subyace un poder vivo que es inmutable, que lo mantiene todo unido, que crea, disuelve y re-crea. Ese poder que da vida a todo es Dios… Ese poder lo considero exclusivamente benigno, pues puedo ver que en medio de la muerte persiste la vida; en medio de la mentira persiste la verdad; en medio de la oscuridad persiste la luz. De ahí deduzco que Dios es Vida, Verdad, Luz. Dios es amor”
Tal vez en estos meses simplemente me ha negado aceptar la autoridad divina y esto ha hecho que el camino se haga mas empinado, mas difícil, mas desértico. Tal vez, simplemente debo volver a comprender que solo Dios es capaz de reinar en nuestro corazón y transformarlo, transformar las penas en alegría, el dolor en sanación, solo volviendo a la fe básica, original lograré salir del momento de mi vida en el que estoy.
Hoy prometo intentarlo… debo salir de este momento de desierto de mi vida y llenarme nuevamente de esperanzas, recordar como dice mi amigo que tengo mas bendiciones que contar en mi vida y ser agradecida con Dios por esa bendiciones, volver a ilusionarme con mi trabajo, con mis escritos, con todo lo que tengo por delante, porque finalmente este es el momento el ahora que me toca vivir.
El capitulo del libro termina con una oración hermosa de Newman, citada por Gandhi, que transcribo y trataré de tomar como norte en estos días, con la esperanza de que mi ánimo mejore, y que me ayude a salir del desierto… pidiéndole a Dios que: “cuide mis pies, no pido ver muy lejos, en estos momentos, un paso es suficiente para mi”
“Guíame, Luz bondadosa.
En medio de la oscuridad que me rodea;
Guíame Tú.
La noche es oscura y estoy lejos de mi hogar;
Guíame Tú.
Cuida mis pies. No pido ver muy lejos;
Un paso es suficiente para mi»