Durante muchos años he escuchado la costumbre de que el Jueves Santo  se visitan los monumentos, debo confesar que aunque toda mi vida he tratado de vivir la Semana Santa como un tiempo de mucha reflexión, nunca había tenido la oportunidad de hacer este recorrido.

Anoche, mi esposo me dice que una amiga nos habían invitado a hacer el recorrido a los monumentos, esta amiga siempre lo hace con su madre y su hermano. Mas por curiosidad, porque en realidad no sabíamos de que se trataba, nos fuimos a hacer la visita.

Como no sabía que se suponía que hiciéramos en las iglesias, lleve mi cámara, en principio pensaba que era algo que exponían en las iglesias por motivo de la Semana Santa. Pero cuando la mamá de nuestra amiga, dijo que ella iba a pedir en cada iglesia por cada uno de sus hijos, me di cuenta que no era un simple visitar las iglesias.

Quiero compartir las fotos que saque. Reconozco que al inicio no me anime a sacar la cámara, por lo que les debo la foto de la primera iglesia que visitamos, pero luego el resto del grupo me convención que si lo hiciera.

1. Santa María Madre de Dios
2. La Paz
3. Santo Tomas de Aquino
4. San Pio
5. La Catedral
6. La Altagracia
7. Las Mercedes

Pensaba sólo hacer un post  de las fotos, pero buscando información en la Web sobre la tradición, me encontré con el siguiente artículo, que transcribo textualmente, porque me parece que explica muy bien el significado de la tradición, ya que supongo que habrá muchos ignorantes como yo que no tenían la mínima idea de esto.

Origen y significado de la visita a los monumentos

P. Carlos Manuel Santana Reyes
Después de la misa del Jueves Santo en la noche, el Santísimo se reserva en lugares especiales para la comunión del Viernes Santo, día en que se conmemora la Pasión y muerte del Señor y en que no se celebra la Eucaristía. Con la consolidación del culto eucarístico en los siglos XII y XIII, se extendió la costumbre de preparar un «sepulcro» a Cristo. He ahí que en muchos lugares se llame todavía «sepulcro» a aquello que nosotros conocemos como monumento. La devoción popular hizo de este gesto práctico, es decir, reservar las hostias consagradas el Jueves Santo para la comunión del Viernes Santo, todo un despliegue de arte y creatividad. Nosotros heredamos esta tradición ya desde la época de la colonia.
Ahora bien ¿Por qué el número de siete? Ya esta es una costumbre posterior a la de la preparación de los monumentos. Esta se deriva de la usanza romana de visitar las siete iglesias más importantes de Roma, que fomentara y promoviera san Felipe Neri en el S. XVI, y que todavía hoy se conserva, sobre todo en grupos juveniles.
Este gesto es una especie de peregrinación y sacrificio, que recuerda, según algunos, cuando Jesús fue llevado de un lado a otro durante el proceso seguido antes de su crucifixión.
Según la devoción popular, la visita a los siete monumentos recuerda los siguientes pasajes bíblicos:

1. El recorrido por Jesús desde el lugar de la Ultima Cena, hasta el Huerto de los Olivos;
2. Del huerto a la casa de Anás;
3. De ahí a la casa de Caifás;
4. El tránsito al pretorio de Pilato;
5. De Pilato a la casa del Rey Herodes;
6. Cuando es llevado por segunda vez ante Pilato.
7. El recorrido hacia el Calvario con la Cruz a cuestas.

La costumbre de visitar los monumentos es propia del Viernes Santo, aunque muchos la hacen ya desde el Jueves en la noche. En nuestra Ciudad, desde tempranas horas de la mañana se ven numerosos grupos que van de iglesia a iglesia para cumplir con esta hermosa devoción. Aunque todas las parroquias preparan el monumento, los puntos tradicionales son las iglesias y oratorios del centro de la Ciudad, a saber, la Catedral, la iglesia San José, la San Antonio, la capilla del Colegio Santa Ana, La Altagracia, la capilla del Hospicio San Vicente de Paúl, la capilla del Colegio Sagrado Corazón de Jesús, y la iglesia del Politécnico Femenino Nuestra Señora de las Mercedes.

Finalmente quiero compartir con ustedes, que tomando el ejemplo de una Sra. que admiro mucho por su gran devoción, Dña. Consuelo, con la cual hicimos el recorrido. Decidí, a propósito de este tiempo, en cada Iglesia agradecerle a Dios, por todas las bendiciones que me ha dado en mi vida:

• El tener una vida espiritual y estar cerca de El.
• Tener como compañero al hombre con quien comparto mi vida.
• Mis dos hijos maravillosos a los cuales amo.
• Mis Padres esos hermosos seres que me dieron la vida.
• Mis hermanos, cada uno especial para mi.
• La alegría que tengo en mi Corazón.
• Por ayudarme a vivir cuando la vida no es tan maravillosa como quisiéramos.