Tengo la sensación que este año transcurrió tan de prisa. Hace un tiempo que ando deseando que se acabe porque… han ocurrido tantas cosas y todo ha estado tan complicado, que en mi interior tengo el sentimiento de que si termina tendré la oportunidad de comenzar algo nuevo y de una manera distinta.
Decía Grum en la lectura de esta semana: “La piedra que hay en nuestro camino nos obliga a volvernos hacia nuestro interior… ahí es donde Dios nos muestra el verdadero camino de nuestra vida; el camino de la bendición y de la promesa, el camino en el que el mismo nos acompaña y conduce”
Bendición y Promesa, esas palabras me hacen pensar en la navidad… la bendición de un niño que nace para traernos la promesa de Paz a la tierra. Esa Paz que tanto necesitamos y cada día nos parece tan lejana. Cuando miramos alrededor del mundo y vemos a tantas personas que sufren, tantas guerras, tantos inmigrantes sufriendo, en busca de una vida mejor, la palabra Paz resultan tan extraña, tan necesaria, pero como dije antes …tan lejana.
Que esta Navidad podamos tomar en tiempo para reflexionar sobre esas piedras que hemos encontrado en nuestro camino a lo largo del año y entonces podamos volvernos a nuestro interior, y encontrar allí a Dios para que nos guíe por el verdadero camino, ese de bendición y promesas… expresadas en un niño en un pesebre, para recordarnos que la Paz debe ir a los más vulnerables de la sociedad, a todos esos que sufren, con ellos debemos solidarizarnos en estos tiempos.
Feliz Navidad decimos, Paz en la tierra a los hombres de buena voluntad, y a todas las personas que hoy más que nunca necesitan de esa paz.