Comencé a creer conscientemente en Dios gracias a una amiga que tuve en la secundaria: Fanny. Aunque cada año asistía a un retiro del colegio y siempre había estudiado en colegios católicos, e iba a misa cada domingo, mi amistad con ella fue que me llevó a ser consciente del Dios en el que creía.
Llegábamos temprano al colegio y ella siempre iba a la iglesia que quedaba anexa al colegio, yo la acompañaba y la veía arrodillarse y rezar, pronto comencé a hacer lo propio, tal vez más para acompañarla o porque el momento o el silencio de la iglesia invitaba a hacerlo, pero lo cierto es que se volvió una costumbre.
Cuando terminé el colegio extrañaba esos pequeños encuentros y fue cuando comencé a hacer oración temprano en las mañanas, al levantarme dedicaba 5 – 15 min, luego comencé a escribir, había leído en un librito de Ignacio Larrañaga, que me regaló una tía que era una forma de hacer oración.
Hace 32 años que cada mañana al levantarme hago oración. En algunos momentos de mi vida los he interrumpido, pero ha sido una constante y en ese encuentro descubrí poco a poco a Dios. El ha sido mi fortaleza durante mi vida, El ha estado en las alegrías y en las tristezas, en las buenas y en las malas, es el único que no me ha abandonado nunca.
Me considero una persona espiritual, pero también soy católica y sigo los preceptos de la iglesia católica, voy a misa cada sábado o domingo, estoy en un proyecto pastoral y estoy involucrada con la iglesia.
Hoy pienso en esto un poco frustrada como madre, porque a pesar de todo esto nunca he logrado transmitirle a mis hijos mi experiencia con Dios. Tal vez me equivoqué, no creía que debía obligar a nadie a asistir a la iglesia, a mi nunca nadie me obligó, yo asistí porque me salió del corazón y porque una experiencia personal me hizo encontrarme con Dios.
La semana pasada mi hijo pequeño tuvo un percance con una profesora, actuó mal y en ninguna medida lo justifico, tuvo su castigo en casa y en la escuela. Ayer me enteré que también le habían prohibido que asistiera al «retiro» que hay este fin de semana en su curso, como castigo por haber actuado mal con una profesora: «No se merecía asistir al retiro»
Y yo pienso ¿es un castigo prohibirle a alguien que asista a un retiro para encontrarse con Dios? ¿No debería ser en este caso importante, que un chico que haya tenido un mal comportamiento, tal vez se acercara a Dios y reflexionara sobre lo que ha hecho? Pudiera ser un buen momento para pedir perdón de corazón a las personas con las cuales ha actuado mal.
Jesús nos dijo que debería perdonar hasta 70 veces 7, se junto con prostitutas y pecadores que eran los que en realidad necesitaban encontrarse con Dios, y a un niño le prohíben ir a un retiro a encontrarse con Dios porque ha actuado mal.
¿Que piensan los religiosos y las personas que están en la iglesia que van a lograr con actitudes como esas, sino simplemente que los chicos se alejen cada vez más de la iglesia?
Uno toma una decisión de inscribir a sus hijos en un colegio católico con la expectativa de que esto los pueda acercar más a Dios y junto con la formación de uno les da en la casa pueda ser una buena sinergia, pero con situaciones como esta la verdad que pongo en duda de que esto pueda ocurrir.
Decidí escribir esto porque creo que hablar es la forma de decir: «Eso no esta bien», decir que actitudes como esta lo único que van a hacer es que nuestros chicos se alejen cada día más de Dios. Un Dios que solo se conoce a través de las experiencias en esta etapa de la vida, como la que me toco vivir, encontrarme con una amiga con una Fe grande que me hizo cuestionarme y me llevó a ese encuentro definitivo que ha perdurado todos estos años.
No se debería castigar a las personas alejándolas de algo que les hace bien y les reafirma su fe.Es bastante contradictorio y excluyente.
Una pena..