Perdonar y Olvidar


Hace días que esta idea viene dando vueltas en mi cabeza, tal vez porque me lo propuse como una de mis metas del 2011. El viernes mientras hacia mi caminata matutina pensé mucho en esto. Es fácil escribir en un papel que uno se propone perdonar y olvidar, pero cuando uno lo quiere llevar a la practica, la cosa no resulta tan sencilla.

Pensaba, cuando escribí este propósito, que si lograba perdonar entonces podría comenzar ese proceso de olvidar. Pero la pregunta que me hacía mientras caminaba era: ¿Como uno puede perdonar? es fácil decirlo de la boca para afuera, pero para que engañarme, sentirlo con el corazón no es nada fácil. Se me ocurrió después, que si encontraba una razón por la cual debía perdonar, podría hacerlo, así que me pregunte ¿Porque debo perdonar? Siendo creyente, y mujer de fé, vino una explicación elemental, porque Dios nos pide que debemos perdonar, ¿No es eso lo que decimos cuando rezamos el Padre Nuestro?: “perdonados nuestras culpas así como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden”, si le pedimos a Dios que nos perdone, entonces debemos ser capaces de perdonar. Cuando le preguntaron a Jesus ¿Cuantas veces debíamos perdonar? su respuesta fue hasta 70 veces siete, y eso creo que es mucho, sobre todo cuando debemos perdonar algo que nos duele. Otra razón es, que no perdonar me hace daño; me duele mas el sentimiento de saber que no he perdonado, que el dolor que me produce lo que siento en mi corazón.

Pensando en eso creo que encontré razones poderosas, pero eso no hace que sea mas fácil, porque mi respuesta sigue ahí: ¿Como uno puede perdonar?

Un día Javier nos dijo en una de sus maravillosas homilías, que re-cordar era “volver a pasar por el corazón” y pensé que cuando recordamos y volvemos a pasar por el corazón, las penas y las heridas se vuelven a abrir, ¿para que uno quiere recordar algo que nos hace sentir tristes?, eso es masoquismo, pero es tan difícil controlar los pensamientos, y estos vuelven a nuestra mente y luego al corazón sin que lo solicitemos o podamos controlarlo.

“Nuestro verbo recordar lleva dentro la palabra corazón. Viene del bajo latín recordare, que se compone del prefijo re- (‘de nuevo’) y un elemento cordare formado sobre el nombre cor, cordis (‘corazón’). Antiguamente se creía que el corazón era la sede de la memoria. Encontramos vestigios de esta creencia no solo en nuestro verbo recordar y sus equivalentes en otras lenguas románicas.

Ortega y Gasset nos proporciona una hermosa explicación de esta etimología:  El yo pasado, lo que ayer sentimos y pensamos vivo, perdura en una existencia subterránea del espíritu. Basta con que nos desentendamos de la urgente actualidad para que ascienda a flor de alma todo ese pasado nuestro y se ponga de nuevo a resonar. Con una palabra de bellos contornos etimológicos decimos que lo recordamos —esto es, que lo volvemos a pasar por el estuario de nuestro corazón—. Dante diría per il lago del cor [José Ortega y Gasset: El espectador, II, «Azorín: primores de lo vulgar»]

Lo que dice Ortega y Gasset es cierto: “Basta con que bajemos la guardia y estemos tranquilo asciende a flor del alma todo ese pasado nuestro y se pone de nuevo a resonar” Tal vez entonces estoy tratando de hacer las cosas al revés: perdonar y olvidar, tal vez primero debo aprender a olvidar y entonces al hacerlo podré perdonar.

2 comentarios en “Perdonar y Olvidar

  1. Una manera de perdonar completamente es tener presentes que nosotros también cometemos errores a cada instante. Que muchas veces tambien actuamos de manera injusta. Si lo analizas bien, te darás cuanta que cuanto más inconciente seas de tu propia injusticia más te costará perdonar. El hecho de ser simplemente humanos nos hace cometer errores con lo demás a diario. Ponerse en el lugar del otro y nos ayuda a entender, sino los actos, por lo menos a entender nuestra naturaleza humana.
    Eso a mi me ayuda mucho.

    Recuerda aquel pasaje donde el publicano decía: «Se propicio a mí que soy pecador»

    Abrazos!!

  2. A veces se perdona y se olvida en la mente, pero no en el corazón, porque se hace una lápida de los errores ajenos, y se coloca: «aqui yacen las ofensas de fulano de tal el día tal del año tal», así entonces vuelven a la mente otra vez.
    El Amor todo lo perdona, dice la Biblia en Corintios 13, y una forma de autoayudarse es pensar en las virtudes ajenas, porque todos las tenemos, los que nos ofenden tambien. Asi penso Dios sobre el Rey Jehosafad, aunque cometio muchos pecados, El vio «cosas buenas en ti».
    Afectuosamente, Hector

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