El hacha cayó afilada
sobre la rama verde
y la corto con golpe seco.
la savia llego hasta el borde,
encontró su cauce roto
y se derramó sobre la tierra
con lagrimas de ausencia.
la savia detuvo su carrera.
hizo una pausa,
un duelo remansado.
un silencio de futuro,
y lentamente se concentró
bajo la corteza cotidiana;
abrio una ventana
en su pasado seguro
en su ruta endurecida.
y empezó a construir
mirando al sol,
milimetro a milimetro
un nuevo camino
hacia la flor,
una nueva esencia
hacia los frutos.
los dias cortados
se deshacian en el suelo
alimentando las raices.
- Benjamin Gonzalez Buelta (Tiempo de Crear)
Que abandonado tengo mi Blog!!!, tanto que hasta me hace falta. Pero ha sido por una buena razón, tal vez, mucho trabajo, con frutos importantes para mi vida…
Hace muchos días que leí este hermoso poema en el libro de Benjamin, y lo tengo atravesado en la cabeza. Es una metáfora perfecta que cuando la leí sentí que me venia a la medida.
Un año… ha transcurrido un año, desde ese momento en que el leñador corto de un golpe seco mis ramas verdes y de repente sentí que me moria. Finalmente al igual que el árbol, la vida pareció detenerse, hizo una pausa, un duelo que pareció eterno, las lagrimas parecieron agotarse, cayeron sobre la tierra, hasta que la vida lentamente se concentró en el día a día, abrió una ventana en mi pasado seguro, en mi ruta endurecida y comencé a construir de nuevo mirando el sol… milímetro a milímetro he ido construyendo un nuevo camino hacia la nueva vida, hacia los frutos de esa nueva vida… los 21 años cortados de golpe se deshacen en el suelo junto a las ramas secas de aquel árbol, igual que ellas alimentan las raíces, el pasado alimenta mi interior, lo nutre para hacerlo mas fuerte, o para darle mas fortaleza.
“En el tiempo favorable la tentación es crecer en apariencia vana. Los recursos abonan un crecimiento sin medida, los halagos ciudadanos brillan como el sol, y las estadísticas de los logros son lluvia generosa. Pero el agricultor sabe que ha llegado el tiempo de la poda para dar mas fruto. Amare la mano que me poda, la boca que me humilla, la mirada que me esquiva, el juicio que me delata, la espalda que me ignora. ¡Te amaré! Es el tiempo justo de vaciar mi suficiencia y de acoger el sabor nuevo que tu quieres regalarle a toda mi existencia”
Llego para mi también el tiempo de poda… finalmente debo agradecerlo, porque me permitió “vaciar mi suficiencia… acoger el sabor nuevo que Dios quiso regalarle a toda mi existencia”