Hace unos días conversaba con una persona sobre las relaciones entre las personas. La conclusión a la que esta persona había llegado es que “No vale la pena sacrificar tanto”.
Unos días después, leyendo el libro de benjamín me encontré con la siguientes palabras: “Es ese vacío crece un sentimiento defraudado de que ninguna utopia vale la pena… en vez de mirar a un horizonte que nos entusiasme nos evadimos de la realidad… La dimensión utópica no ha sido erradicada de la existencia humana… la dimensión utópica sigue viva” (Benjamín González Buelta. Tiempo de Crear)
Pensaba que Benjamín también expresaba en estas palabras, como parecía que la dimensión utópica de la vida había muerto… “en las personas crece un sentimiento defraudado de que ninguna utopia vale la pena” , pareciera como si los hombres hubiéramos decidido llenarnos de realidad y no volver a soñar… pero Benjamín nos alienta a mantener viva la dimensión utópica y nos asegura que: “después del paso por la noche con su silencio reparador y su misterio, brotará de nuevo la utopia expresada de otra manera”
Leyendo algunos días después encontré una frase impactante: “Ninguna plenitud es absoluta. La Plenitud nos deja sin mañana” (Luis Rosales). Pensé que tal vez ese sea uno de los problemas de la vida… creernos que hemos logrado la perfección, que hemos logrado la plenitud, que hemos encontrado a la persona perfecta o nosotros nos creemos perfectos, entonces de golpe y porrazo caemos en la cuenta de que nada ni nadie es perfecto… entonces sentimos de repente que nos quedamos sin mañana… y surge ese sentimiento de mi amiga de que: “No vale la pena sacrificar tanto”
Dice Benjamín que “Donde había fronteras seguras y cerradas Jesús fue capaz de abrirlas” así que hoy decidí seguir su ejemplo, salir del pesimismo de la vida. Creer que la utopia sigue viva… y resurgirá expresada de orta manera… reconocer que no hay plenitud… y entonces, llenarme de un mañana lleno de esperanzas y al igual que Jesús ser capaz de abrir las fronteras seguras y cerradas y seguir adelante.