Comienza marzo. Y revisando mi lista de valores, pensé en el perdón. Hace unos días comenzó la cuaresma… tiempo de reflexión profunda y en el cual el perdón ocupa un lugar especial.
Al leer en “El libro de los valores”de Anselm Grüm, el tema del perdón, decía que a muchas personas les resultaba difícil perdonar cuando las heridas eran muy profundas. Conversando con un amigo hace unos días me decía: “es que cuando me di cuenta de que estaba haciendo daño a esa persona, ya había hecho daños muy profundos”. Pensaba que en ocasiones cuando llega ese punto en que nos damos cuenta de que hacemos daño a otra persona, a veces es muy tarde… pero ¿será que en realidad es tarde? ¿será que no es posible revertir los sentimientos de una persona una vez que esta persona siente que le hemos hecho un daño?
Si partimos desde el perdón, esto podría no ser tan cierto. Dice Grum: “Puedo comprender perfectamente que a alguien no le resulte fácil perdonar por el mero hecho de que le exhorten a hacerlo. Entonces ¿Como podemos perdonar de verdad? Ante todo es importante admitir el dolor y la rabia por la herida y no tratar de suprimirlos… El perdón es un acto de liberación. Perdonar significa deshacerse de la herida, no preocuparnos mas por ella. Al perdonar nos liberamos del rencor… El perdón nos hace bien y nos capacita para la verdadera oración”
Esto resulta hermoso, reconfortante, maravilloso: ¡si fuésemos capaces de hacerlo tan fácil!!!, pero al final es pura teoría. Porque, por mas que estemos convencidos que al perdonar nos liberamos, nos deshacemos de la herida, las cicatrices quedan y provocan, que cada vez que las miremos nos recuerden lo que ocurrió. Pienso que cuando ocurren cosas que duelen entre dos personas, la vida definitivamente nunca puede ser igual, y debemos aprender a vivir con esa herida.
Perdonar no es borrar las heridas… es olvidar y nunca recordar, es no sacarlo en cara nunca mas, es nunca volver a hablar del asunto, es aprender de lo ocurrido, y tratar de no volver a equivocarnos, es intentar que las cosas fundamentales sigan su camino a pesar de la herida.
Al final termino mi reflexión como creyente, firmemente convencida que que debemos seguir el ejemplo de Jesús, que en mi opinión, dejó su enseñanza mas grande y profunda en su Padrenuestro: “Perdónanos nuestras ofensas, así como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden”. En el Padrenuestro pedimos a Dios que nos perdone sin límites, sin condiciones, ¿no deberíamos nosotros también hacer lo mismo nosotros con los demás?
¡Qué ancho y qué largo me siento cuando pido perdón y, sobre todo, cuando me lo conceden de verdad!
Pero ¡qué pena haber tenido motivos para pedir perdón!
Hoy te haré caso, Carolina, y me perdonaré únicamente cuando no vuelva a darme motivos para pedir perdón!
Gracias, una vez más, por tus positivos y sabios comentarios.
Un abrazo de tu amigo vasco.
Hna. Por mecionar la cuaresma asumo que es catolica ,la felicito un solo bautismo una sola fe un solo dios . Solo me veo en necrsidad de aclarar que perdonar no es olvidar si no qie no tener resentimiento osea no volver a sentor el dolor de la herida es parecerse a al rosa wue perfuma aun alque se atrevio a destrosarla. Soy 10000000% catolico y sea por siempre bedito y alabado el corazon de jesus sacramentado