«El niño que debe haber en nosotros… curioso… que encanta y desespera que todo lo intenta, lo abre todo, lo prueba todo, quiere saberlo todo y verlo todo. El niño que todo le asombra porque todo es nuevo ante su mirada inocente… El niño que rie a rostro abierto, porque le alegran las menores sorpresas de la vida… El niño espontaneo, creativo, imaginativo e impredecible»
Es impresionante como a medida que crecemos perdemos la alegría de la niñez… con los años vamos perdiendo todas estas características. Contrario a los niños vivimos forzados a vivir, queremos empaquetarlo todo, no dejamos volar la imaginación, lo impredecible nos abruma y nos angustia… y perdemos la creatividad, la espontaneidad.
Hoy solo quiero dejar salir esa niña que aun debe haber en mi, recuperar la alegría tonta que tanto nos hace falta, olvidar las angustias, las prisas, los enojos, volver a ser niña y por un momento no preocuparme de nada de lo que pasa a mi alrededor.
Me permito tomar prestada una foto que tomo mi hermano en su casa… mi hijo y su hija despreocupadamente «No dejaban dormir a los abuelos» … La alegría irreverente de la niñez!!!
Lo peor de todo es lo increíblemente impacientes que nos volvemos con nuestros propios hijos…
Queremos que todo lo hagan de prisa, que se vistan de prisa, que coman de prisa… que lleven la velocidad de nuestro ajetreo, que crezcan mas rápido…
Cuando uno reflexiona sobre como dices tu «ese niño dentro de nosotros» nos damos cuenta de que lo estamos ahogando en nuestros hijos…
Tomemos tiempo para dejar que nuestros hijos sean niños…
Si pudieramos comportarnos como niños, disfrutariamos mas de nuestros hijos … las cosas serian tan divertidas como lo son para ellos. Recuerdo como era «estar en la edad del pavo», que rico era reirse de cualquier cosa. Creo que si, debemos ser como niños, no a veces sino muchas veces.. asi veriamos las cosas y las situaciones con una actitud diferente.