Habia pasado mucho tiempo desde el dia en que el se habia marchado, pero hoy particularmente tenia la triste sensación de extrañarlo, la verdad que no lograba identificar a ciencia cierta que extrañaba, no era cariño o amor o sexo, pero seguía con ese sentimiento interno. El día había transcurrido de forma tranquila, se había levantado como cada día a las 4:45 de la mañana, había hecho oración y al salir a caminar, el gato de turno, sin derechos, le había sacado una sonrisa, llegaba cada mañana y maullaba con propósito para que supiera que tenía la obligación de alimentarlo, hoy hasta le había permitido pasarle la mano. Como cada mañana camuflajeo el plato de la comida detrás de la rueda del carro para que los vecinos no se enteraran del gato adoptado que tenía. Al regresar de caminar, el otro que le había sacado una sonrisa, era el gato con derechos, que vivía en casa, se paró delante de la puerta a maullar y cuando le dijo: «voy» salió corriendo hacia la ventana. El resto de la mañana transcurrió tranquila, llena de trabajo, revisar correos, algunas reuniones, fue al supermercado, hizo meditación y escuchó una de sus clases magistrales.
Solo cuando llegó la noche cayó en la cuenta de, que era lo que extrañaba: no tener con quien hablar. Si, en otro tiempo él estaba siempre en el desayuno, en el almuerzo, y particularmente en las noches, hablaban, se contabamos cosas, estupideces, tonterias, cosas importantes; asi que se preguntó que le contaría, si él estuviera… le contaria sobre la historia de los gatos de esta mañana y como había escondido el plato para que los vecinos no se enojaran y ni se dieran cuenta que le daba comida a los gatos callejeros; le contaría sobre ese reel de Natcher acerca de como fue que se inventaron el idioma español, que me daba tanta risa y que, si pudiera compartir con alguien, seguro que se reiria igual; le contaria de esa clase magistral maravillosa que estaba escuchando sobre la historia de occidente y quien fue Alejandro el grande, que sabía que lo había estudiado cuando estaba en el colegio pero ahora lo descubria con nuevos ojos porque ya solo quería saber quien era y que hizo y no se lo tenía que aprender para explicarselo a ningun profesor; le contaria como había descubierto de repente cuanto le gustaba la historia, ella que renegaba tanto de eso y decia que era una mujer de ciencia; le contaría sobre esas vidas tontas, del montón de músicos raperos que no le gustaban, pero igual le entretenía leer lo que hacian, solo por chisme o por saber, o tal vez porque no había mucho mas que leer en instagram; le contaría de los articulos interesantes de historia o literatura, que leía en el periodico «Ell Pais», al cual se había suscrito para mantenerse actualizada de lo que pasaba de aquel lado del charco, al final no sabía para que lo leía porque si no tienes con quien comentarlo es como si sentido leer esas historias o noticias, pero le había gustado la historia de una dominicana que había encontrado un túnel grecorromano en Alejandría; le contaria de los libros y novelas maravillosas que leía, que me encantan, me entretienen, de la historia de sus autores y como los descubría y como terminé leyendolos; le contaria del libro de espiritualidad que estoy leyendo, uno que leí hace años pero que estoy descubriendo nuevamente con nuevos ojos, recordaría que lo compré en una librería de Buenos Aires o tal vez en Barcelona; le contaría de que me duele un pie y pensaba que que tenía algún un problema y resulta que es el zapato, que aunque compre el mismo número y exactamente la misma marca, parece que me queda pequeño y que tuve que ponerme el viejo y suerte que no lo bote y aun lo conservaba y esta mañana cuando salí a caminar hice los 6 kilómetros y no me dolió; le contaría y me quejaria de todas las cosas que no me gustan, de los problemas del trabajo, de los conflictos con mis hijos y con los papás; le contaría tantas cosas, pero tal vez… él igual se aburriría como antes y ya no escucharía mis historias, porque eso hace la monotonía de la vida compartida.
Suspiró hondo, sabiendo que tendría que irse a la cama con todas sus historias en la cabeza y sin tener a quien contarle su día, aunque fuera su aburrido día, era esa su vida y extrañaba definitivamente con quien hablar.
Te leo ,estoy aquí , también me levanto temprano y disfruto de lo tranquilo de estar solo , pero no estás sola hay todo un mundo por delante.