Memoria


Siempre me he ufanado de mi buena memoria. Pero se que la memoria se va perdiendo con el tiempo y muchas cosas se vuelven difusas. Cuando estaba en mis años de adolescente me dio por escribir un diario, típico de todas las chicas de aquellos años 70. Cuando maduré cambié el diario por mis conversaciones con Dios, y durante mis años en Guate fui escribiendo mi vida en las cartas que enviaba a Luis Henry. En medio de la pandemia en un arranque de nostalgia o de aburrimiento por el encierro me puse a leer las cartas para descubrir pasajes de mi vida olvidados completamente de mi memoria, de tal forma que ni siquiera leyéndolos logré recordar que hubieran ocurrido.

Hace unos años decidí volver a escribir mi diario porque caí en la cuenta, la cruda certeza de que llegado el momento comenzaría a olvidar lo que había vivido. Esta noche, sin embargo pensaba: ¿Qué importancia tiene olvidar lo vivido?Probablemente nunca vuelva a leer lo escrito y tal vez es solo mi afán de aferrarme a mi pasado.

Pero todo esto llega a mis pensamientos por algo que me ocurrió y que es el objeto de este post. Cuando comencé a leer en mi adolescencia, entre otras cosas, me dio por escribir las frases que encontraba en los libros y que tenían cierto impacto. Recuerdo que tenía varios cuadernos llenos de citas, no se que se habrán hecho esos cuadernos… en ocasiones cuando la cita me gustaba mucho, me la aprendía y aun ahora logro recordar poemas o citas encontradas por ahi:

«Muy cerca de mi ocaso/yo te bendigo vida/porque nunca me diste/ni esperanza fallida/ni trabajos injustos/ni pena inmerecida/porque veo al final de mi triste camino/que yo fui el arquitecto de mi propio destino» recuerdo perfectamente un poema de Amado Nervo.

Lo cierto es que hay una cita que recordaba de un libro. Mi recuerdo era el siguiente: comence a leer un libro, encontré esa cita, pero el libro finalmente no me había atrapado y lo había dejado. Desde hace un tiempo andaba obsesionada con recordar de qué libro era la cita, porque quería leerlo y se me ocurrió preguntarle a mi papá, que tiene bastante buena memoria para los libros. Cuando le parafrasee la cita, mi papá, de forma instantánea me dijo que pertenecía a un libro de Somerset Maughan que se llama «El filo de la Navaja», a mi me pareció extraño, porque he leído prácticamente todos los libros de Maughan, y no recordaba ninguno que hubiera dejado por la mitad, pero el me había respondido con tal seguridad y yo, decidida a encontrar la cita, me dispuse a leer de nuevo el libro de Maughan, que debí haber leído en mis años universitarios, y del cual no recordaba la trama.

Terminé completamente el libro y para mi decepción no encontré la cita, aunque me alegró volver a descubrir la majestuosidad de la escritura de Maughan. Un poco frustrada decidí recurrir a San Google y para mi sorpresa la encontré y tambien a cual libro pertenecía, y confirmando mi recuerdo, la cita está alrededor de la página 22 del libro.

En estos días, hemos tenido algunas conversaciones sobre mis papás y los viejos de la familia, acerca del síndrome de olvidar y repetir las historias,  que se presenta cuando uno pasa de cierta edad. Hay algunas personas que les comienza más joven que a otros, mis papás tienen 84 y 85 y evidentemente a cada rato me llaman y me cuentan las historias repetidas, yo nunca les digo nada, en mi interior pienso que voy a llegar ahí y también voy a estar repitiendo. Me entristece pensar eso, le digo a mis hijos y a mis amigos jóvenes que no me dejen contarle historias repetidas, aunque sé que es una triste realidad de la que no podré escapar. 

Mientras tanto y mientras dure mi buena memoria, hoy comparto mi hallazgo. La cita que tengo hace dias en mi cabeza y que recuerdo con una exactitud casi perfecta, modestia aparte, es del libro «La Hora 25» el autor es Constantin Virgil Gheorghiu y dice lo siguiente:

«Lo que siento no es el pesar de no haber partido… siento la nostalgia de una cosa que en mi ilusión creo verdadera, de algo que jamás poseeré, y que si lograra tocar, me daría cuenta de que no era eso lo que soñaba»

Otro día contaré porque la cita impactó mi vida y todavía hoy soy capaz de recordarla casi textual, mientras… ya compré el libro y tengo planes esta vez de leerlo.

3 comentarios en “Memoria

  1. Con el tiempo aprendemos a diferenciar ilusiones de anhelos y sueños futuros.
    Igualmente el tiempo nos enseña a aceptar la realidad. Conquistamos algunos; otros pasaran a formaran parte del mundo de la ilusion del pasado..

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