Estaba haciendo meditación y me encontré con esta palabra japonesa Wabi Sabi, las palabras en japones no tienen un significado único así que dice una traducción que encontré que «Wabi» se define como «sencillez rústica» o «elegancia discreta» y «Sabi» se traduce como «disfrutar de lo imperfecto».
Mientras meditaba pensaba en eso de disfrutar lo imperfecto. La reflexión hablaba de aceptarse a uno mismo con sus imperfecciones, sobre todo cuando uno va entrando en edad. Eso me llevó un poco a pensar en estos últimos días… cosas que han ocurrido y… en la vejez, tal vez porque debido a la circunstancia que vivimos me he visto en la obligación de enfrentarme a la realidad de la vejez de mis padres.
Los papás cumplieron 85 y 86 este año y en medio de esta pandemia debo reconocer que sobrellevarlos se ha tornado difícil, tal vez porque ya son muchos meses, pero me encuentro con frecuencia enojandome y perdiendo la paciencia. El fin de semana me llamaron con un asunto que le salio a mi mama en la espalda, habíamos acordado que buscaríamos un médico que la viera el lunes y ella se negó, yo estaba en medio de un compromiso de trabajo, y en un arranque de impaciencia me enoje y le dije que hiciera lo que ella quisiera, ¿no vas a venir entonces? «no, le dije, no voy a ir» y cerré el teléfono.
A las 3:00 había terminado lo que estaba haciendo y entonces me acordé de la lectura del domingo. Me puse la ropa, subí al carro y me fui a ver lo que podía hacer. Cuando llegue parte del problema se había resuelto porque era un acceso que tenía en la espalda, que terminó reventando solo, así que ella ya estaba tranquila porque no era necesario ir al médico, por ahora. Hablamos con el médico que indicó unos antibióticos y un tratamiento y me dediqué a resolver eso. Después de estar un rato con ella le dije que me iba y entonces tuvimos la siguiente conversación:
— Pensé que no ibas a venir, porque me dijiste que no vendrías
— ¿Recuerdas la lectura del domingo? — le dije
— Si
— Un padre le dijo a su hijo que fuera a la viña, el hijo le dijo que no iría y luego recapacitó y fue; después de dijo al otro hijo que fuera, el hijo le dijo que iría, pero no fue. ¿Cual de los dos hizo lo que deseaba el padre?
— El primero — me dijo
— Bueno pues ya sabes cual hijo soy yo
Al salir pensé en lo viejos que estaban y que todos sus comportamientos tal vez eran fruto de sus frustraciones, pensé que tal vez, si Dios lo permitía, algún día yo también estaría en ese momento, y tal vez actuaría de la misma forma; le pido siempre a Dios que me ayude a actuar de otra forma, pero se que eso no depende de mí, porque la vejez hace esas cosa. Entonces hoy al escuchar la palabra Wabi Sabi, pensé que debemos aprender a disfrutar de lo imperfecto, saber que cada vez que transcurre un año estaremos más viejos, con achaques, mañas que no queremos tener, actitudes, pero es parte de envejecer y de las imperfecciones de la vida.
Cada día pido a Dios paciencia para aceptar las cosas que no puedo cambiar, a ellos ya no los puedo cambiar. Y cuando me enojo, porque me llaman mucho para cualquier cosa, porque son tercos, al rato intento recordarme que están viejos y que más temprano que tarde ya no van a estar…
Hoy quiero recordar que la vejez es imperfecta y que debo aprender el arte de disfrutar lo imperfecto
…..»Hoy quiero recordar que la vejez es imperfecta y que debo aprender el arte de disfrutar lo imperfecto»….
Frase que contiene un valor inmesurable. Este concepto lo aplicare de hoy en adelante.
Hola estoy aquí llorando, por que hago lo mismo y termino frustrada .Pero creo que la lección es esa ,que debo aprender a amar lo imperfecto. Un abrazo ,te quiero mucho
Cuánto me alegra leer tu reflexión y que se comparta para llevar aliento a quienes tienen la dicha de contar aun con sus padres ancianos.
Siempre les recuerdo a mis amigas y amigos, disculpar sus necedades, pues son parte de la vejez, ellos no notan que su comportamiento ha cambiado y que nos pueden perturbar, pero aun con esas nuevas manías que pudieran desesperar al más paciente y tolerante hijo, es una fortuna tenerlos.
Creéme que cuando no estén, los extrañarás hasta que te duela el alma y no podrás devolver el tiempo.
Sin embargo, en su ausencia, entre la inevitable nostalgia, pensarás en esas vidas seniles imperfectas y puede ser que sonrías al recordar sus absurdos, pero tambien te sentirás en paz al recordar tu noble comportamiento de hija y la paciencia y amor con que devolviste todo lo que hicieron por ti mientras estaban a cargo de tu vida y la de tus hermanos, con menos recursos intelectuales, con todos los problemas de los adultos para llevar hacia adelante una familia, pero con su autentico amor y compromiso de padres.
Recuerda que cuando pierdes la paciencia, no eres menos buena hija, sólo un ser humano afrontando esa evolución desde tu propia imperfección, pero con toda tu bondad.
Te quiero y aquí estoy para ti y para ellos.
Yosi