La alegria se vive en medio de las pequeñas cosas cotidianas


«En otras épocas cuando las utopías nos parecían al alcance de la mano, insistimos más bien en el sacrificio de la propia vida, y de las vidas ajenas, por ese horizonte que parecían tan cercano. Hoy miramos más el ahora y sabemos que la alegría del reino ya llena del sabor de  una vida buena nuestro presente, y que desde esta experiencia se construirán las utopías posibles… No podemos situar el sentido y alegría solo al final de la vida, cuando triunfen los procesos que pretenden cambiar la realidad… la alegría se vive en medio de las pequeñas cosas cotidianas» La letra pequeña. Benjamin Gonzales Buelta

Me encantó esta reflexión de Benjamín: “No podemos situar el sentido y alegría solo al final de la vida, cuando triunfen los procesos que pretenden cambiar la realidad… la alegría se vive en medio de las pequeñas cosas cotidianas.

Hace una semana compartíamos la alegría de Jesus resucitado, sin embargo siento que en el fondo estamos tristes, nos arrastran las situaciones que tenemos que vivir cada día, nos deprimimos por el trabajo, la angustia, la ansiedad, por la inseguridad que se vive en estos tiempo… Benjamín nos recuerda otras épocas donde las útopias nos parecían al alcance de la mano, entonces estábamos dispuestos a hacer sacrificios hasta que ese momento llegaran, pero el afirma: Los tiempos han cambiado, no podemos pasar la vida esperando que mejores tiempos lleguen, debemos aprender a encontrar el sentido y la alegría en nuestro día, en la vida cotidiana.

Para mí las palabras de Benjamín son una invitación a mirar la vida con más optimismo. No debemos estar ajenos a la realidad en la que vivimos, pero no podemos dejarnos envolver por los miedos. Y afirma: “Una de las tareas más urgentes de nuestra teología es sacar a la luz y articular una propuesta de vida feliz en los nuevos contextos sociales”

Y por último término con una reflexión de  Fonfo Alonso-Lasheras, sj que tomo de la pagina de la pastoral SJ.

“Lo cierto es que conozco gente que vive resucitada, sin esperar a la muerte ni haber vivido ningún milagro. Gente que entrega su vida cada día a los demás de muy diferentes maneras, sin enfadarse porque no les consideran héroes, y con la alegría profunda de no temer gastar la vida, porque saben que no hay que morir para resucitar, sino que basta con entrar en esa “nueva vida”, en esa “más vida”, que nos trajo Cristo. Es gente que sigue luchando por resucitar cada día, y que tienen un “extra” de vida que se les escapa por los ojos, por la sonrisa, y puede convertirse en algo contagioso.

Ojalá formásemos parte de esta gente resucitada, y que nos mirase a la cara por la calle diciendo: “este tipo cree en la resurrección”; y que podamos vivir repartiendo eso que creemos.”

Como siempre con la esperanza de que estas palabras lleguen a lo mas profundo de mi ser y pueda aplicarlas y vivir con alegría mi realidad.

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