Tender puentes hacia el interior


Esta ha sido una cuaresma extraña, de repente este domingo fui a misa y caí en la cuenta de que ya se termina, y yo apenas comienzo a prepararme. Pensar en el perdón, en las cosas que debemos sacrificar, en como ser misericordiosos y entregarnos a los demás sin limites y cuánto cuesta eso por más que uno sepa que ese fue el camino que siguió Jesús y lo único que nos queda es imitarlo.

En esta semana he pensado entre sobresaltos en algunas cosas que me ha traído la lectura de Martín Descalzo, sin encontrarle relación. Hoy, que me siento a revisar mis lecturas, he encontrado de repente el hilo conductor que los une.

“Para amar y ser, dos tareas que nos ocupan tiempo… solo necesitamos tener estirado el corazón y despierta el alma”  me paso más la vida haciendo cosas que tratando de ser y amar. Tengo una lista enorme de tareas que quiero cumplir durante la semana, y no precisamente tareas de mi trabajo, sino asuntos personales, y me frustro cuando llega el domingo y no puedo marcarlas como hechas, tal vez una de las cosas que debo cambiar durante este tiempo es tratar de ser y amar más lo que hago y ser menos exigente conmigo misma, mas flexible.

“En el largo camino, hasta la paja pesa”. Pensaba que muchas veces creemos que andamos por el camino correcto y de repente caemos en la cuenta de que erramos o desviamos un poco el camino, es en ese momento, cuando el fardo de cosas que llevamos cargando, todas las responsabilidades que nos hemos echado arriba, comienzan a pesar. De repente es momento de revisar y soltar muchas de esas cosas que no son necesarias y que son simplemente paja.

“Durante nuestros años de estudio nos enseñan todo menos lo esencial: el arte de ser felices, la asignatura de amarse y respetarse los unos a los otros y la carrera de asumir el dolor y no tener miedo a la muerte, la milagrosa ciencia de conseguir una vida llena de vida” Y es que de repente uno siente que pasa demasiado tiempo preocupado de tantas cosas y no nos dedicamos a buscar aquellas cosas que nos hacen felices, vivir la vida que tenemos, la que Dios nos ha entregado, vivirla de manera plena para conseguir una vida llena de vida.

Nunca es tarde para reflexionar y decidir darle un giro a la vida y cambiar a la luz de la cuaresma en preparación para la resurrección. Ser y amar más lo que hago, soltar aquello que me pesa cuando el camino es largo, vivir y conseguir una vida llena de vida. ¿Cómo?

“Hay que tender puentes hacia nosotros mismos, hacia nuestra propia alma que está la pobre tantas veces incomunicada en nuestro interior…”

 

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