Hace unos meses alguien me preguntó qué era lo que yo mas quisiera hacer en mi vida. Mi respuesta fue que me gustaría dedicar mi vida a escribir. Siempre he dicho que soy una escritora frustrada y mi sueño es publicar mis cuentos o hacer una novela . Esa persona me sugirió, que porqué no dejaba todo lo que estaba haciendo y me dedicaba a lo que realmente llenaba mi vida. Entendía que de esa forma probablemente yo sería mas feliz.
Durante unos días la idea dio vueltas en mi cabeza… era realmente tentador dedicar la vida a hacer lo que a uno le apasiona, sin embargo en ese momento la responsabilidad pudo mas que la pasión. Los días en los que tengo mucho trabajo pienso que tengo que querer mucho lo que estoy haciendo para seguir cada día echando la batalla.
Con el correr de los días ocurrieron algunas cosas que me hicieron valorar mucho lo que hago; entre ellas, que fin de cuentas, hay algunas familias las cuales su sustento depende de mi; confieso que el día en que fui consciente de eso, en verdad me sentí contenta y pensé que solo por eso valía la pena seguir adelante. Alguien puede pensar ¿entonces prefieres la felicidad de los demás a la tuya? Y mi respuesta es que siempre hay mas dicha cuando hacemos feliz a los demás.
Lo que hoy siento es que los jóvenes de ahora quieren que todo sea fácil y rápido. Los valores ya no existen y no están dispuestos a luchar y hacer el camino largo, todo debe ocurrir de inmediato, y su bienestar y felicidad es lo primero, sin importar que al hacerlo se lleven de encuentro al resto de las personas y echen a la basura los valores.
Hoy quiero pedir la fortaleza para seguir adelante y comprender el lugar que me toca desempeñar en este momento de mi vida. Se que puedo organizar mi vida para hacer lo que creo que es mi responsabilidad y aquello que es mi pasión.