Hoy hace una semana que se fue mi hermana. Vino a pasar las navidades conmigo y a celebrar mi cumpleaños. La pasamos súper… a pesar de algunos contratiempos de gripes, aunque… tal vez fue lo mejor, porque nos permitió quedarnos en casa y compartir más.
A una semana de su partida aun extraño estar con ellos, pero debo confesar que lo que mas extraño son los abrazos de Adriana. Durante esos días me mudé a la casa de mis padres, quería aprovechar al máximo cada hora. A cada rato Adriana me sorprendía con uno de sus abrazos, pero no un simple abrazo, sino uno de esos que te aprietan y no te sueltan y lo sientes en el corazón. Yo le digo a mi hermana que es la niña mas dulce y cariñosa que puede existir, ella responde que es solo una ñoña, pero no estoy de acuerdo con ella.
¿Cuanto puede encerrar un abrazo? Siento que hemos perdido la capacidad de dar abrazos y cuando uno lo piensa bien: ¡Cuánto puede reconfortarte un abrazo!! No hay que decir nada, el solo hecho de acercarte, extender los brazos, apretar al otro y quedarte ahí sintiendo latir su corazón, escuchando el silencio, puede decir mas que cualquier palabra pronunciada a veces por compromiso.
Hace días que siento que me falta algo, y me he dado cuenta que son los abrazos de Adriana. Tal vez es un buen año para declararlo: «El año de los abrazos» y soy yo quien debo imitar la calidez y el cariño de una niña… y comenzar a repartir abrazos.
Con estas líneas quiero desearles un Feliz año 2015 a todos y de mi parte hacer el compromiso de demostrar con más frecuencia, a través de mis abrazos, el cariño que siento por los que quiero y por los que me quieren.