La fragilidad de una orquídea…


Hace un año un amigo muy querido, mi mejor amigo, me regaló de cumpleaños una orquídea. Fue bien simpático porque anduvo con ella por varios días en el carro, hasta que finalmente sacó el tiempo para llegar a casa y entregarla. Fue un hermoso regalo. Dias después me fui a la tienda y le compré un tarro.

Las orquídeas normalmente duran mucho tiempo, pero por supuesto, algunas semanas después, poco a poco comenzaron a morirse las flores y solo quedaron los tallos verdes. Al final allí quedó, la planta de orquídea, todo el año, esperando su momento.

Debo reconocer que no soy muy dada a cuidar las plantas, pero un día, ese mismo amigo me dijo que las plantas del balcón se veían feas. Unos fines de semana después me dispuse a «darles mantenimiento»: las podé, las limpié y les eché abono. Los helechos rápido se pusieron muy hermosos, mientras que la orquídea siguió allí, tranquila y paciente.

Hace un par de semanas finalmente, casi un año después, vi el primer retoño y me puse feliz. Wao, pensé, la orquídea va a florecer, tal vez la alegría que ella percibió cuando sacó su primer retoño la motivó, y unos días después  comenzaron a salir mas retoños ¡no podía creerlo!  ¡salieron cuatro brotes, y una semana después otro más!. Desde ese día, todas las mañanas he salido al balcón a ver el progreso, y hace un par de días comenzaron a abrirse las flores. Estaba muy contenta, pensé que  el regalo de una orquídea se repite cada año si lo sabes cuidar con amor.

Esta mañana salí al balcón y !oh, sorpresa!, uno de los brotes se había roto, y digo se «había» porque no quiero violar los cuatro acuerdos y hacer suposiciones, ya que estaba perfectamente colocado sobre el pequeño tarro. Que triste me sentí. Era el ramo mas grande y mas hermoso y en un día lo había perdido, no habían terminado de abrirse las flores y no tengo claro que pueda terminar de florecer. Como último recurso se me ocurrió ponerlo en agua y dejarlo sobre mi escritorio, no se cuanto podrá durar pero al menos podré disfrutar unos días de la belleza de sus flores.

Esta mañana leia en el libro de Benjamin: «que la vida se ha convertido en algo tan pasajero… las relaciones, los trabajos. los lugares, las pertenencias parecen tener fecha de caducidad… Las decisiones claves de la vida, ya no son hasta que la muerte nos separe, sino hasta que el tiempo nos separe. Ahora pienso que son como la alegría de ver florecer una flor: la disfrutas, sabiendo que es cuestion de tiempo.

Hoy solo quiero ser consciente de esto y intentar que en mi vida las cosas pasajeras sean las menos. La planta de la orquídea seguirá allí por muchos años, sus flores me regalaran la alegría  cada año, pero debo recordar que solo podando y abonando los tallos verdes y gruesos carentes de belleza durante el año, podré disfrutar luego de sus flores. Solamente abonando y podando mi interior cada día podré llenarme de cosas que de verdad valen la pena.

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Un comentario en “La fragilidad de una orquídea…

  1. Me encantò esta reflexiòn que relatas hoy. Muy cierto, asi son las cosas ahora, rapidas, fugaces, superficiales, por eso, no se valoran justamente las bondades; en gran medida es en la actualidad, el modo màs comun de asumir, recibir y ofrecer; no obstante, entre los que advertimos la carencia de trabajar la paciencia, los detalles, la excelencia, debemos procurar mantener y reproducir en nuestro entorno la inigualable satisfacciòn de esperar para dar y recibir lo mejor! Esta es la generaciòn de la prisa, del inmediatismo y del olvido.
    Un abrazo,
    Yosi

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