Creo que los que hace mucho me siguen en mi blog, o los que me conocen, saben que soy creyente. Me considero católica-cristiana. Nunca he tratado de convencer a nadie de que crea en nada, de hecho mi mejor amigo es agnóstico y tenemos unas grandes discusiones enriquecedoras sobre espiritualidad. Pero yo por mi parte creo firmemente en Dios.
Aclaro esto porque hoy mi entrada girará un poco sobre este tiempo de cuaresma que comenzó el miércoles de ceniza. No voy a hablar de religión ni trataré de convencer a nadie de nada, simplemente quiero compartir mi reflexión a la luz de este momento.
En este mundo donde cada día vemos tantas cosas malas: robos, asesinatos, droga, prostitución, guerras sin sentido, corrupción, alcoholismo, adulterio y podría seguir enumerando muchas cosas más. Podemos miramos en un espejo y decirnos: “Yo no hago nada de eso” y de inmediato procederemos a etiquetarnos como: “gente buena”.
Lo cierto es que, ante tantas cosas feas que nos rodean, casi uno podría clasificarse dentro de ese grupo de gente, no tal vez bueno, por que eso suena como falta de humildad, decirse a uno mismo “bueno”, pero al menos, muchos podemos decir: “No somos malos”.
Sin embargo este tiempo de cuaresma nos invita a reflexionar sobre esas cosas de nuestra vida, que no estamos haciendo tan bien. Y en eso he estado pensando estos días. Con tristeza he descubierto que sí hay cosas de mi vida que no estoy haciendo bien y que debo corregir y cambiar.
Muchas veces andamos por la vida y pensamos que no hacemos mal a los demás, pero ciertas actitudes, comportamientos que tenemos , tal vez sin quererlo, le hacen daño a los que están a nuestro alrededor. Y lo mas grave de todo es que en ocasiones ni siquiera nos percatamos de esto.
Una oración que me ha llegado en estos días a la mano dice: “Pidamos a Dios la fuerza y valentía para reconocer nuestras faltas, sobre todo cuando estas afectan a los demás”. ¡Cuanta verdad! Porque hay que tener valor y humildad para, después de hacer una reflexión interior, aceptar que muchas veces no estamos haciendo bien las cosas y que es el momento de cambiar.
Javier decía el miércoles en la misa: “la ceniza debemos ponérnosla en el corazón, no el la frente”. Y creo que se refería a dedicar este tiempo para pensar cual es el cambio que necesitamos darle hoy a nuestra vida y poner alma y corazón para lograrlo.
Es el tiempo justo para hacer esa reflexion, tomarnos el tiempo de hacer un alto en el camino y fortalecer nuestra vida espiritual, eso nos ayudara a ser mejores personas. Gracias por compartir tus reflexines!
Gracias por comparir tu reflexión, con la que estoy de acuerdo.
Yo también soy creyente y me confieso MUY POCO practicante, pues he sufrido muchos desengaños y he presenciado (y presencio) muchas injusticias ‘capitaneadas’ por ‘La Iglesia’.
Creo que todos cometemos errores, y la grandeza del Ser humano radica en su reconocimiento y rectificación. NO vale no reconocerlo. No vale reconocerlo y no rectificar.
Yo todas las noches dedico unos minutos (son suficientes unos pocos), y repasar todo aquello que me ha sucedido durante el día con la intención de encontrar los errores cometidos y, al menos no volverlos a repetir.
Si puedo, procuro disculparme.
De nuevo, gracias por tu invitación. Ha sido un placer ‘pasearme’ por aquí.
Besos
Gracias José Manuel. Se que donde quiera se cuecen habas, pero también debemos reconocer que hay mucha gente dentro de la iglesia que hace un gran trabajo y que incluso tampoco está de acuerdo con esas injusticias de la que hablas. Por mi parte me gusta sacar a esa gente del montón y darle su crédito.
Hola Carolina..
Tu reflexión ha provocado la mia..
estuve en Bogotá el miércoles de cenizas y me sorprendió la cantidad de gente con la marca en la frente.. y pensé justo que provocaría en cada uno este símbolo..
Cada uno con sus cadaunadas como dice la Mafalda..
Gracias amiga por compartirla..
En este tiempo me permito renacer y ofrecer una mejor versión de mí misma a la humanidad..
Besitos