El lunes de la semana pasada me levanté con el pie izquierdo y la mala suerte duró hasta hoy. ¡Que semana! Fue una de esas, que quieres desaparecerlas del calendario.
El lunes tenía que salir de viaje y “pasé” por la oficina allí me encontré con dos tremendas quejas de unos clientes por ciertos problemas en el servicio (Fallo No,1). Confieso que me subí al avión con “cuerda” como decimos por aquí y con las orejas calientes, no sabía que eso solo era el comienzo de una semana de muerte.
En la noche llegue al hotel y debía terminar un informe que tenía que entregar esa noche, intentaba conectarme al internet y no pude, bajé cuatro veces a la recepción y el tipo no tenia ni idea de cómo ayudarme (Fallo No.2). A las diez de la noche algo resignada me dediqué a escribir el informe. A las doce me di cuenta de que la computadora se estaba descargando y cuando voy a buscar el cable de la computadora, me doy cuenta que con las prisas lo había dejado olvidado en la casa. (fallo No.3)
No había mucho que hacer a esa hora. Doy vueltas en la cama intentando buscarle una solución “mágica” al problema: (1) sin computadora no podía hacer el trabajo al otro día, (2) debía comenzar el trabajo a las 8 de la mañana pero las tiendas no abren hasta las 9 y (3) el informe que debía entregar esa noche no estaba listo y la computadora estaba descargada. Solo me quedó resignarme e intentar dormir.
Segundo día: me levanto temprano. Ya había tomado una decisión. Tuve que suspender el trabajo que iba a hacer ese día. Esperar que abrieran las tiendas y comprar el cable. Terminar mi informe. Perdí un día de trabajo, pero estaba mas tranquila. Finalmente las cosas iban a comenzar a salir bien.
Tercer día: me levanto con la cabeza como si tuviera resaca, (aclaro que solo tomo coca cola y de dieta). Me voy a hacer mi trabajo, todo el día con dolor de cabeza, logré terminar a duras penas y cuando llegué al hotel me acosté antes de las 8 de la noche con la esperanza de que las cosas mejoraran.
Cuarto día… finalmente, tengo computadora, cable, internet y estoy fresca como una lechuga después de dormir casi 10 horas. Me voy a mi trabajo del día, debía terminar a las 3 de la tarde porque mi avión partía a las 6:30. A las 9 de la mañana recibí una llamada de la oficina: se habían metido los ladrones y se llevaron la mitad de las computadoras de la oficina y un montón de cosas de valor. Aclaro que tenía hierro en todas las ventanas, seguro, alarma… (Fallo No. 4)
Trato de serenarme, terminar el trabajo que estoy haciendo. Paso tres horas interminables entre el aeropuerto y el avión y llego a casa pasadas las 8 de la noche, después de ir a la oficina a hacer el recuento de los desastres.
¿Creen que se terminó la historia? ¡Pues no! les cuento que el sábado tuvimos un ataque cibernético, alguien hackeo la cuenta de la compañía y nos tumbaron el dominio del servidor y hasta hoy estuvimos sin correo electrónico. (fallo No. 5)
Al día de hoy he invertido 4 días de mi vida a mejorar: la seguridad de la oficina, reclamarle al seguro, reclamarle a la compañía de alarmas y buscar otra para sustituirla, meterle presión al soporte técnico para que me resuelva el problema del internet, comprar de nuevo las computadoras porque tengo a la mitad del personal mirándose la cara…
Al leer todo lo que me ha ocurrido podría pensar que es el guión de una película, pero resulta que es todo realidad, es una vida, ¡es mi vida! He preferido pensar que todo lo que ocurrió solo afectó las cosas materiales, que no le pasó nada a nadie, que en la oficina nadie quedó afectado físicamente, que nadie esta enfermo. Que dentro de lo malo hay muchas cosas que pudieron ser peor, en fin tratar de ver el lado positivo y verlo con optimismo.
Hoy de repente sentí que andamos por la vida rompiendo corozos. Que las cosas cuestan, que la vida no es fácil pero debemos ser perseverantes, estar dispuestos a comenzar una y otra vez y NUNCA… NUNCA… DARNOS POR VENCIDO.
Semana muy pero que muy dura!! Yo he pasado por alguna de esas también pero igual que tú intento ver el lado positivo. Todo lo material es sustituible, todo aquello que se pueda pagar con dinero, no es grave ( a no ser que te arruine). Al final lo que único que importa es la vida y a veces tiene que tener sus bajadas para luego volver a subir.
Saludos,
Saray
Todo un ejemplo de tesón y perseverancia, Carolina… pero muchacha, vaya semanita…
Muchísimos ánimos desde el otro lado del océano.
Gracias Vicky… la verdad es que como digo he tratado de verlo con optimismo…
Hola Cary!
Madre mia, pero y que fue todo eso?
Acabo de leer tu post, te llamo manana, porque estoy molida y tengo que estar en clases muy temprano.
Pero tal como escribiste, hay que continuar y no darse por vencido, te lo digo yo que sabes por todo lo que he pasado y el rosario de cosas angustiantes que vivo…sin embargo celebro agradecida las pequeñas alegrias y las cosas buenas que sì tiene mi vida, valorandolas como las bendiciones que me hacen seguir encontrando fuerzas, aun cuando creo que ya no me quedan.
Un abrazoteeeeeee,
Yosi
Creo que la mejor forma de afrontar eventos como esos es decir: ¡Y pensar que pudo ser peor! Porque aunque uno no lo crea la Ley de Murphy es una realidad cotidiana: cuando algo puede salir mal, saldrá mal. Son esos «grenlins» con los que uno vive tropezando a diario. Hay que reconocer que hay mucha verdad en todo lo que dice Guillermo. De todos modos, recuerda lo que yo te decía cuando las cosas no estaban saliendo como deseabas: ¡Never give up!, ¡Never give up!, ¡Never give up!
Muchos besos,
Papi.