“El reino de Dios se parece a un roble sacudido por un huracán. Soplan los vientos con fuerza, inclinan la copa, desgarran las ramas, arrancan las hojas. Pero los mismos vientos que atacan el roble se llevan sus semillas a grandes distancias, nace un roble nuevo. El huracán que parece destruir el roble hoy siembra sin saberlo el bosque que cubrirá mañana toda la montaña” Benjamin Gonzalez Buelta. “Tiempo de Crear”
Que reflexión mas hermosa. No creo que haya llegado a la altura de considerarme un roble robusto y fuerte, creo que me falta mucho para serlo, pero muchas veces en la vida sentimos que un huracán nos ha abatido y nos hemos quedado sin ramas, sin hojas y debilitados por las brisas fuertes. Los que vivimos en países sujetos al paso de huracanes sabemos de que se trata y desde nuestra ventana hemos visto a los árboles luchar contra el viento aferrándose a sus raíces para no verse arrancados completamente.
Hoy pienso en esta parábola y creo que cuando los momentos difíciles ocurren en nuestra vida, esos mismos vientos llevan la semilla a otro lado, a otro momento, a otra situación que nos permiten volver a echar raíces y volver a brotar de nuestro interior una persona nueva con mas fuerza para combatir los nuevos vientos que se avecinan.
Hoy simplemente quiero pedirle a Dios la fortaleza para mantenerme firme en mis metas y propósitos, pero con la certeza de que si los vientos vienen muy fuertes y logran dejar maltrecho este arbusto… esos mismos vientos se encargaran de plantar la nueva semilla para una persona mas fuerte y con mas valor para enfrentar los nuevos huracanes que se vislumbra en el horizonte.
Muchisimas Gracias!
Consejos como esos en momentos como estos son invaluables!
En el año 99 me tocó ira a un seminario en Chicago. Como parte de la actividad, nos separaron en 6 grupos y cada uno tenía que preparar una campaña para participar en un concurso. Un jurado escogió al grupo ganador. Yo estuve entre los perdedores. Al final del veredicto, uno de los coordinadores dijo que quienes más provecho sacarían de la experiencia seríamos justamente los que perdimos, pues los ganadores estarían embriagados con su triunfo y no habrían aprendido nada. Aquel día yo me sentía derrotado porque realmente habíamos trabajado una semana completa amaneciendo todos los días, pero te puedo contar que las palabras del coordinador han seguido conmigo durante los últimos once años y la experiencia positiva que adquirí con mi derrota ha sido invaluable en mi vida y en mi carrera.
Después de eso, me tocó pasar por el episodio más amargo de toda mi vida en lo personal. Durante tres años, me asomé varias veces al infierno de la desesperanza y la pérdida total de fe. Pero luché y luché y sobreviví. Hoy estoy seguro que el ser humano que emergió de toda esa desazón es mucho mejor y más íntegro que aquel que creía ser feliz cuando en realidad sólo vivía en la estupidez.
Ahora recuerdo otra anécdota. Cuando tenía 18 o 19 años, mi primera novia me dejó por otro. Llorando, se lo conté a mi hermana mayor. Ella me dijo que lo que había pasado era necesario. Que era la única manera en que yo forjaría un corazón lo suficientemente fuerte para ser capaz de amar y dejarse amar de verdad. Tenía toda la razón. Más de veinte años después, sigo comprobando que tenía toda la razón.
Te deseo de todo corazón que tu semilla renazca en tierra fértil. Cuenta conmigo, siempre. G.