¿Cuándo terminará esta pandemia? Es una pregunta que muchos han dejado de hacerse, pero, cada vez que me toca enfrentarme a una nueva realidad yo la repito, sin respuesta. En febrero del 2020 estaba en Orlando cuando se declaró la pandemia, mi hermana me urgía a regresar a Santo Domingo y yo la veía como una histérica, «van a cerrar el país», me decía y yo pensaba que estaba loca. Dos meses después estaba todo cerrado, todos los países cerrados!! y así hemos estado por más de un año, con controles que han pasado desde el toque de queda, no poder compartir ni con la familia, vivir aterrados de que nos dé el COVID, de que se muera alguien cercano a nosotros, en espera de una vacuna, que era la esperanza para que todo esto terminara y que al final por la estupidez de los hombre no ha sido ninguna solución y seguimos en pandemia.
Una pandemia se termina cuando los organismos mundiales responsables la declaran terminada, yo creo nos queda más de un año todavía para que esto esté cerca de suceder.
¿Pero a qué viene todo esta reflexión en este momento? Cuando hablar de la pandemia es como un tema aburrido y ya casi ni se escucha.
Pues en mi trabajo me toca viajar, y desde julio, aunque me encontraba un poco renuente, tuve que tomar la decisión de volver. Me puse la tercera dosis de la vacuna, meti un estuche lleno de mascarilla y me embarqué en esa tarea, ayer alguien me dijo que viajar ya no era divertido, y creo que es la mejor definición de esta nueva realidad.
Para poder viajar debes hacerte una prueba de COVID que tiene un costo entre 100 a 125 dólares, que debes incluir ya dentro de tus costos de viaje. Luego tienes que perder al menos dos horas en un laboratorio haciéndote la prueba y soportar a los analistas incompetentes que no tienen límite de hasta donde te van a meter el dichoso hisopo. He tenido que venir a Bonaire para descubrir que no hay necesidad de meter el hisopo hasta la sien para saber si uno tiene o no COVID. La chica del laboratorio en Bonaire introdujo el hisopo suavemente en mi nariz y le dio varias vueltas muy superficialmente, le hice la pregunta y me dijo que ese era el protocolo, y era una holandesa, por si alguien quiere tener pensamientos discriminatorios.
Luego muchos de los países requieren el llenado de unos formularios kilométricos que a mi parecer no sirven para nada, donde te preguntan, si has tenido síntomas de covid o si has estado en contacto con alguien que tenga COVID, como si el que viaja va a ser tan estúpido de responder que si a alguna de esas preguntas, sabiendo que no te van a dejar subir al avión si alguna fuera afirmativa, y al final una declaración de honestidad, que en medio de este mundo tan corrupto no se si servirá de mucho para limpiar las conciencias.
Hasta ahí todo me parecía bastante manejable, hasta que me tocó viajar a las islas de Curazao y Bonaire. Esto ha sido lo peor. Al llegar al aeropuerto me dijeron que tenía que llenar un famoso PLC, que no era más que otra de las famosas declaraciones para el ministerio de salud de Curazao, el problema es que cuando dices que eres extranjera y que estas vacunada, pero las vacunas te la pusieron en Dominicana, el famoso portal te manda automáticamente a hacerte una cita para un laboratorio porque una vez llegues a Curacao debes hacerte otra prueba de COVID después de tener tres días en la isla. Por mas que traté de explicar a la otra incompetente de la línea, de que llegaba a Curacao y al otro día viajaba a Bonaire y que no iba a pasar los tres primeros días en Curacao se negó a dejarme subir al avión sin la dichosa cita, que por supuesto me costo 20 dolares mas.
Llegué a Curazao, al otro día viajé a Bonaire, pero debo regresar a Curazao, y me dicen que para volver a entrar, ya la prueba que lleve desde dominicana no sirve y que me debo hacer otra prueba para salir de Bonaire hacia Curazao, por supuesto la prueba me costo 125 dolares mas. El problema es que como debo entrar a Curazao de nuevo y ahora si voy a estar más de 3 días debo volver a otra cita para hacer una prueba el sábado que esta vez me costó 35 dólares. Y ya me llego un aviso del ministerio de Salud de Curazao que recuerde la prueba que debo hacerme hoy, bajo alguna penalidad si no me presento, asi que ahora que llegue a Curazao debo ir al laboratorio, a ver como explico que en verdad estos tres días he estado en Bonaire y no en Curacao. No me importa hacerme de nuevo la prueba, porque al final tuve que pagarla, y si me toca otra holandesa delicada, no hay trauma.
Lo que más me ha impresionado de todo esto es que salgo del aeropuerto en Bonaire y nadie, absolutamente nadie tiene mascarilla, en Bonaire no hay COVID, ¿Será que con todas las medidas que están tomando se sienten seguros de que nadie con COVID va a llegar? En Curazao en el hotel me dice que si estoy «Fully vacinate» no tengo que usar la mascarilla, pero la chica no me pidió que le enseñara mi prueba de vacuna, así que por lo pronto seguiré usando mi mascarilla
Hay muchas teorías de conspiración que dicen que el COVID es una mentira, yo por supuesto estoy en total desacuerdo, creo que el COVID es real, pero sí creo que hay algunos sectores que se han aprovechado de esta situación para hacer negocios. No es posible que para poder viajar por menos de una semana tenga que hacerme 4 pruebas de COVID a pesar de tener tres vacunas y andar con una mascarilla en la cara todo el día. Algo no anda bien.
Y ¿saben que es lo más grave? que después de la prueba del sábado, creo que tendré que hacerme otra prueba el domingo cuando llegué a Santo Domingo, porque el lunes tengo que ir a Puerto Rico y no se si me acepten la prueba que hice en Curazao el sábado, me dan ganas de imprimir todas las pruebas y ponerlas en una carpeta y enseñarsela al oficial de la línea aérea para ver que dice.
Tal vez parezca divertido contar todo esto pero para mi resulta bien triste, no tengo claro que si no fuera por trabajo me subiría con tanta frecuencia en un avión. Definitivamente viajar dejó de ser divertido.