Durante mucho tiempo de mi vida estuve escribiendo un diario que finalmente abandoné, sin embargo hace unos tres años me di cuenta de que la memoria falla y que poco a poco vas olvidando la historia de tu vida, pocos recuerdos van quedando en nuestro haber; eso me llevó a reiniciar un diario que llevó de forma un poco accidentada. Siempre me prometo que voy a tratar de escribir todos los días, últimamente hice el propósito de escribir al menos tres veces por semana, pero la realidad es que solo escribo con alguna frecuencia y en esas ocasiones intento hacer memoria de lo que ha ocurrido en los últimos días, con la triste sensación de descubrir lo rápido que olvidamos.
Hoy quise pasar balance y volví a leer las páginas que había escrito, encontré que estaban llenas de quejas, un constante sentimiento de cansancio y que a lo largo del año fui volcando en ellas muchas de mis frustraciones; si, es cierto que fui escribiendo las cosas que habían ocurrido, pero la mayoría de las veces en formas de lamentos, me reproché por el pesimismo que envolvían aquellos escritos.
¡Claro que el 2019 fue un año difícil!, de muchos cambios en mi vida, lleno de viajes y trabajo, pero en el fondo de mi corazón se que también tuve muchos motivos de alegrías y grandes satisfacciones. Así que tomé el lapicero e hice memoria y pensé en todas las bendiciones que había recibido y en aquellas cosas por las cuales debía de estar agradecida a Dios. Las numeré para descubrir con alegría que llegue hasta 20.
Mañana termina el año, estoy sentada pensando en mis propósitos para el 2020 y uno de ellos definitivamente será, mirar la vida con más optimismo, ser más positiva y prometerme que aquellos días en los que me siente a escribir mi diario hacer un esfuerzo por escribir también las alegrías de cada dia y las bendiciones.
Hoy agradezco a Dios por el año 2019, por esas 20 cosas y por otro montón más que de seguro están escondidas en el baúl de mi memoria.