El placer de la espera


Hoy fui a almorzar con los papas, es una costumbre que hemos adquirido mi hermano menor y yo, desde hace unos años. Muchas veces es complicado llegar, por el trabajo, pero trato siempre de arreglar la agenda para estar allí, quiero darles en vida todo lo que pueda, para cuando no estén sentirme contenta de haberles dicho y demostrado cuanto los quiero.

Conversar con Papa siempre es agradable, porque la sabiduría brota en sus palabras. Hoy me contó una anécdota de cuando tenía 16 años. Quería comprar una cámara fotográfica y la vio en un catalogo de Montgomery Ward, costaba 25 dólares. Decidió que de su semanal guardaría dinero y juntaría para comprarla; mientras, guardó la página del catalogo y regularmente la sacaba y soñaba cuando ya tuviera la cámara en sus manos, tanto manoseo la hoja, que llegó a desgastarla. Luego se le ocurrió que mientras reunía el dinero, podía aprender sobre fotografía, asi que  compró un libro, y fue aprendiendo la parte teórica de hacer fotos. Yo me imagino el resto, cuando al fin tuvo el dinero lo cambió a dólares, envió una carta por correo pidiendo el equipo, y debe haber tardado un tiempo entre que llego la carta a los Estados Unidos y que le fue enviada finalmente la soñada cámara, pero cuando la tuvo en sus manos, sintió “el placer de la espera” y la satisfacción del logro conseguido.

¿Porque me contó la historia? Porque le comenté que mi hijo, de 16 años (la misma edad que el tenia cuando consiguió su supercamara) había reunido el dinero para comprar una cámara y hoy me había dado una tanda de intensidad porque quería pedirla YA, pero teníamos que cuadrar bien el tema de como traerla, para que el pago de impuestos no hiciera que saliera mas cara de la cuenta.

Siento que los chicos de ahora creen que la vida se termina mañana y no han comprendido el placer de hacer las cosas con tiempo y saber esperar. Todo en la vida tiene su tiempo y hay un momento para hacerlo bajo el sol, dice el Eclesiastés, es uno de los pasajes mas hermosos de la Biblia, y que repito con mas frecuencia a mis hijos.

Vivimos queriendo que las cosas ocurran ayer, y no somos capaces de disfrutar, planear como lo hizo mi papa con su sueño.

Esta noche hable con mi hijo, le dije todas estas cosas, y después de conversar reconoció que se había desesperado, me preguntó que porque no se lo había dicho antes. Tiene razón, es parte de nosotros como padres hacerle comprender a nuestros hijos, que la vida tiene su ritmo y que debemos aprender a respetar los tiempos, pero aveces nos cuesta mucho decir no y ponerles el freno.

Aunque mi papá siempre se ha caracterizado por ser un hombre paciente, y saber esperar,  me recordó hoy una lección que probablemente me ha enseñado con su vida: debemos aprender a disfrutar el Placer de la espera, confío en poder ayudar a mis hijos a comprenderlo hoy y no esperar que yo tenga 75 y ellos 46…!!!!

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