Uno de los recuerdos más hermosos de mi niñez era la época de navidad. Durante este etapa de mi vida recuerdo a su vez diferentes momentos.
Cuando éramos aún chicos pasábamos el 24 y el 31 de diciembre en casa de mi abuela, ella era la matrona alrededor de la cual se congregaban 5 hijos con 20 nietos, estaba súper orgullosa de todos sus nietos, era realmente una gran mujer a la que admiro y aún extraño.
Mi abuelo y mi abuela estaban divorciados, pero tenía un abuelo muy especial. Además de medio sinvergüenzas, hacía fuegos artificiales. Imagínense… cuando llegaba la navidad mi tío llegaba con varias cajas de fuegos artificiales y las distribuía entre los nietos de acuerdo a su grado de peligrosidad, a los mas pequeños garbanzos y patas de gallina, a los del medio se agregaban buscapiés y torpedos, y a los grandes los famosos montantes y velas romanas.
Debo confesar que yo era muy temerosa de estos menesteres y de tirar algunos garbanzos no pasaba, pero aún hoy a mis 45 años cuando oigo fuegos artificiales salgo de mi casa o miro por la ventana y los disfruto grandemente.
En una segunda etapa de la vida cuando comenzaba a ser adolescente y algunos de mis primos ya eran universitarios llego el momento de los angelitos. Imagínense… eran 20 primos y 11 mayores, además de cualquier otro familiar que se pegaba… ¡cuanto lo disfrutábamos!, teníamos una imaginación desbordante, supongo que la falta de Internet hacía que fuéramos mas creativos…
¡Jugar al angelito era disfrutar!… hacíamos montones de bromas, mensajes hermosos, escritos, y el regalo era lo de menos, a veces sólo una menta era el regalo, pero lo que mas disfrutábamos era el mensaje que lo acompañaba, este valía mas que lo insignificante del regalo. Las responsabilidades de adultos nos separaron y llegó un año en que ya no jugamos más y la familia comenzó a desunirse… tanto que ahora apenas nos vemos.
El angelito es una forma de reunirnos y tener un momento de esparcirnos que no sea hablar de trabajo… no pensar en el regalo, sino en mensajes bonitos o bromas para reírnos, y aunque descubrámos quien nos regalaba, mantener el secreto hasta el final…
Pasamos la mayor parte del día en esta oficina, y en realidad pasamos mas tiempo juntos que con nuestras familias, así que pienso que debemos tratar de que las relaciones entre las personas sea armonioso y que aprendamos a compartir y a tolerarnos con nuestros defectos y virtudes.
Disfrutemos del Angelito y que este sea un momento para unir nuestras relaciones y demostrar cariño… sino amor que es lo que nos pide el Señor en la época de Navidad.