Bueno… aquí estoy al fin con tiempo para sentarme a escribir en mi blog. Pues como había comentado dando vueltas por las excelentes librerías de Buenos Aires, encontré otro libro de Esther de Wall; «Invitación al Asombro», en esta ocasión Esther nos invita a acompañarla en un retiro en la vida diaria. Y escribo a propósito del tiempo.

Hace aproximadamente dos años hice con el sacerdote Jesuita: Eduardo Najarro, un retiro en la vida diaria. Con el aprendí una técnica de oración que me ha servido mucho y que continuo practicando cada día. Por eso al encontrar el libro de Esther pensé que me venia como anillo al dedo, pues me servia para mi oración diaria, y al comenzar la lectura me dí cuenta que no me equivoque. Escribe excelente esta mujer.

«Conseguir un espacio para mi; es algo que parece muy sencillo, pero que resulta sorprendentemente difícil cuando no se cuenta con ningún tipo de ayuda externa» y en realidad la vida se ha vuelto tan complicada que a veces resulta imposible sacar tiempo para nosotros mismos. Y Esther prosigue; «Cuando no somos capaces de encontrar tiempo para retirarnos, concedernos un respiro o un descanso, corremos el riesgo de no estar plenamente vivos o de no disfrutar de la totalidad de la vida para la que fuimos creados«. Vivimos envueltos en un activismo que nos consume, creemos que si no estamos todo el tiempo haciendo algo no estamos bien, y hemos olvidado esa necesidad de sentarnos tranquilos a pensar a no hacer nada, a reflexionar sobre nuestra vida y detenernos para ver si en realidad vamos en el camino correcto que Dios espera de nosotros, para los que creemos, o en el camino que hemos elegido para los que no son creyentes.

Estaba de vacaciones en estos días y me asombra pensar que en unos pocos días me senté y leí 3 libros seguidos, pensaba cuanto disfruto la lectura y cuanto me cuesta sacar tiempo para sentarme a leer un buen libro.

Esther plantea que: «a menudo las lentes a través de las cuales percibimos el mundo pueden volverse opacas y romas en su perspectiva. Necesitamos tiempo para ajustar nuestros cristales, re-enfocarlos y preguntarnos si no portamos en definitiva una lente que esta deformando la realidad».

Hoy quisiera hacer el firme proposito de sacar tiempo para mi… limpiar mis lentes, volver a enfocarme y volver a ver la realidad que me rodea y como la estoy asumiendo. Y como dice Esther:  «Si soy capaz de detenerme y contemplar mi vida se producirá inevitablemente un mayor conocimiento de Dios y tambien de mi misma».