En estos días ando obsesionada con algo que lei, fue un libro de un Jesuita: Javier Melloni, que de llama; «De aquí a Aquí»
En el libro él cita unos pasajes del Corán, el cual fue escrito después de la muerte del profeta alrededor del 632 (según la wikipedia). Se que ha habido épocas de la historia que han sido muy agitadas, así que no se porque me asombra leer en esas líneas algo que se parece tanto a nuestros días y cito:
«El ser humano ha sido creado como un ser agitado, siempre con prisas» (Corán 21, 37); «ha sido creado con inquietudes, con muchos temores y poca paciencia; con mucha ansiedad cuando le circunda la adversidad» (Corán 70, 19-20).
Es como si estuviera describiendo «al ser humano de nuestros días», lo que me hace pensar que tal vez no hemos cambiado mucho desde hace tantos años para acá.
¿Cómo aplacar nuestra vida agitada?¿ como tener paciencia? ¿Como dejar de lado la ansiedad? parecen preguntas de la vida actual y que al parecer tienen vigencia hace tanto tiempo. En mi caso particular hace un tiempo que he estado intentando calmar mi vida agitada, y aunque quisiera haber avanzado mucho más creo que he hecho importantes progresos, aunque sé que «me falta mucho todavía» y la clave ha sido enfocarme en el momento presente de mi vida y poner menos atención al pasado y preocuparme menos por el futuro sobre el cual no tengo mucho control.
Pues encontré en el libro de Meloni una interpretación sobre una parábola, desde un punto de vista en el cual nunca se me hubiera ocurrido pensar. Se trata de la parábola de las vírgenes prudentes del evangelio de Mateo (Mt 25, 1-13). Confieso que siempre me preguntaba porque aquellas vírgenes no había compartido el aceite con las otras, era el final que uno hubiera esperado, y esta interpretación de Meloni me ha encantado. El dice: «La clave de la parábola es subrayar el hecho de que nadie puede sustituir al otro en su trabajo de atención, de estar presente al momento presente. Cada cual es custodio de su propia lámpara, de su propia vida…. No podemos delegar a nadie esta atención porque nadie puede reemplazar nuestra existencia»
Debemos vivir nuestra propia vida, nadie puede vivirla por nosotros y debemos estar atentos a nuestra existencia y al papel al que somos llamados a desempeñar en la vida, si estamos descuidados, la vida transcurrirá a nuestro lado y ni siquiera seremos capaces de darnos cuenta. La vida agitada, la falta de paciencia y la ansiedad que vivimos no nos permite estar atentos al momento presente.
Aunque se que he ido bajando las revoluciones de mi vida, escribo esto en un momento en que siento que vuelve a acelerarse el motor y tal vez escribo esto para recordarme a mí misma que debo estar pendiente, que debo mantener mi lámpara llena de aceite, que mi vida solo yo puedo vivirla y o puedo delegar en nadie.