Hace muchos años, cuando terminé la universidad me quería ir a estudiar fuera del país, papi siempre nos decía que debíamos continuar nuestra formación. Tuve que buscar beca porque mi padre no podía pagarme los estudios.
En esa época mi amigo Abel estudiaba en Brasil y comenzó a entusiasmarme con la idea de que me fue para allá, mandamos los papeles y finalmente me aceptaron en la universidad de Minas Gerais. Así que comenzó mi proceso de aprender portugués y tratar de conseguir la beca a través de la embajada brasileña.
Estudiaba portugués con un profesor particular, me acuerdo que nos juntábamos en su casa o a veces en Bellas Artes y supongo que aprendí bastante porque aprobé el examen de la embajada.
El 30 de diciembre del año 88 me llamaron de la embajada informándome que me había otorgado la beca. El único problema de todo el asunto fué que 15 días antes me habían enviado un telegrama (¡Si un telegrama, en esa época no había internet!) informándome que me había ganado una beca para estudiar en Guatemala, asi que me se presentó la disyuntiva y debía decidir donde ir.
Ese diciembre del año 1988 mi amigo Abel vino de Brasil y nos contó un poco de su experiencia, y entre las cosas que no eran positivas estaba el hecho de que a veces pasaban hasta 3 meses y no llegaba el estipendio, mi papá y yo analizamos la situación y poniendo en balance los pro y los contra determinamos que era mejor la beca de Guatemala y terminé rechazando la beca de Brasil y estudiando en Guatemala dos años y medio. Siempre me quedó la nostalgia de ir a Brasil.
Hace unos meses fui con mi hijo pequeño a ver Riu, una película muy hermosa que se desarrolla en Brasil. Cuando salimos comenzamos a conversar sobre Brasil y mi hijo me preguntó si sabía hablar portugués, le respondí que alguna vez había aprendido; me preguntó porqué, y le expliqué de mi beca y todo el rollo; me preguntó porque no me había ido para Brasil y después de pensar un rato le expliqué la razón: Mi respuesta fue, que en esa época estaba muy enamorada de su papá y si me iba a Brasil no podría regresar por 2 años, si me iba a Guatemala, su abuelo me había prometido que me mandaría a buscar cada 6 meses.
Su respuesta fué bien cruel y sincera como la de todos los niños: “no te enojes por lo que te voy a decir mami, pero… tú no te fuiste para Brasil por papi y finalmente él de todas formas te dejó”.
Se me aguaron los ojos y pensé en el fondo de mi corazón que él tenía razón, pero le respondí: “No, mi lindo, si me hubiera ido para Brasil, no hubiera tenido los dos hijos maravillosos que Dios me dió”.
Estoy estudiando portugués nuevamente, me inscribí en el Centro Cultural Brasileño. Pensé que 20 años después no me acordaría pero me ha asombrado todo lo que me acuerdo, disfruto mis clases como hace tiempo no disfrutaba hacer algo, creo que pondré todo mi corazón y cuando termine mis clases iré a Brasil… Pienso que nunca es tarde par cumplir nuestros sueños.
Carolina, me acorde de uno de los libros de Paolo Coelho donde dice que uno al tomar las desiciones toma dos camino, el que elegiste y el que dejaste atras y que en algun momento las dos Carolinas se van a encontrar y uno le contara a la otra los exitos y los fracasos, las venturas y desventuras, las alegrias y las tristezas, y todas las demas cosas. Yo creo que tu has hecho un largo camino y que has conseguido muchisimas cosas; que has perdido algunas de ellas, si es verdad, pero creo que tus logros nadie te lo quita…Yo tambien tenia pendiente mi titulo de doctorado y despues de 15 años consegui realizarlo. Vai pra frente…vai firme!!
Muy hermosa historia, muchos exitos para voce.