Tengo dos gatos: Momo y Cleo, esos son los oficiales, luego están también: Tabi, el Moreno, el Bulloso y la Escurridiza, no he querido seguir poniéndole nombres para no encariñarme, tal vez en realidad tengo 6 gatos. Los que no son míos van y vienen, algunos llegan y luego desaparecen. El gato grande que se metía en la casa sin ninguna vergüenza, hace mucho que no viene, la gatita blanca se estaba muriendo la última vez que la vi, no la he vuelto a ver más. Antes cuando me levantaba temprano me estaban esperando en la puerta, así llegaron a la casa Cleo y Tabi, con Cleo me quedé, Tabi entra y sale pero, ya no puedo tener más gatos en la casa, le he intentado buscar quien la adopte pero no he encontrado. A veces creo que no he hecho suficiente esfuerzo.
La vecina me envió un chat, me dijo que los gatos se meaban en su escalera y que por favor dejara de darles comida en el parqueo, estaba decidida a dejarlo, había llamado a mi prima, la veterinaria para preguntarle como hacerlo, pero luego reparé en una frase que ella agregó: “si quieres darle comida hazlo en tu patio” y decidí hacerle caso, logré que los gatitos me esperen en el patio y ahí les doy comida dos veces al dia, cuando llego de caminar y en la tarde. No he tenido corazón para echarlos, en la mañana procuro no encontrarme con la vecina, un día me dijo: “le voy a arrancar la cabeza a tus gatos”, le dije que no son mis gatos, aunque mi hermano dice que “el dueño del gato es quien le da comida”, si eso es cierto, tal vez si son míos.
Como ahora les doy comida en mi patio, Momo y Cleo me acompañan cuando abro la puerta del patio, salir al patio me despeja. Me siento en el piso y miro el cielo, los árboles, las largas matas de palma que ocupan mi patio, me pregunto cuánto tiempo habrá transcurrido para que crecieran tan alto. También miro la mata de mangos de los vecinos, que en estos días está repleta de mangos que a veces caen en mi patio, los recojo y se los guardó a Manuela, no me gusta mucho comer mangos, además que no son muy buenos. También cuando salgo al patio siempre pienso en Fer, porque él adoraba pintar en el patio, y siempre pienso que si estuviera aquí, tal vez estuviera pintando.
A veces caen las pencas de la mata de palma en mi patio, hay una colgando del techo de la casa de arriba, hace meses que cuelga de allí, siempre pienso que se va a caer, pero parece que está bien sujeta de algo, a veces miro los gatitos y pienso que no quisiera que cayera una penca cuando están en el patio, aunque esos son muy cobardes y ante el menor ruido salen corriendo para la casa.
Hoy salí con Momo, solo estaba el Moreno por los alrededores, de todas formas le puse comida. Momo estaba acechando dos palomas que se acercaron a comer de la comida de los gatos, me reí en voz alta, pensé que también alimento a las palomas. Ellas se suben en el muro de la pared de la cisterna y Momo las mira desde abajo, me burlo de él porque no es capaz de saltar ni un muro bajo, pero se agacha y se pone en posición de salto, soñando que podrá atrapar a las palomas, imagino que cuando duerme soñará con ellas. El Moreno come del plato que le toca, pero cuando ya se está acabando, mira para otro lado, descubre el plato de “la escurridiza” y se va acercando lentamente, procurando que nadie lo vea, aunque está a la vista de todos, vuelvo a reír en voz alta y pienso: “ahí se acerca el Moreno, procurando que nadie lo vea, lentamente va llegando a la comida del plato azul, antes de que alguien se de cuenta de que está asaltando el plato ajeno”
Hecho en falta a Cleo, y entro a la casa a buscarla, ultimamente se le volvio a olvidar que pasó un día perdida en el patio trasero y ha vuelto a intentar subirse a los muros, esta mañana la descubrí a medio camino, pero ahora en la tarde solo salió y estuvo mirando las palomas junto a Momo.
Pienso entonces que debo escribir sobre los gatos, que debo seguir escribiendo mi novela de los gatos y no entiendo porque no encuentro inspiración o motivación…
No hay nada más difícil que escribir una novela de la perspectiva de un gato, porque hay que ponerse en los zapatos de los gatos y los gatos no usan zapatos, pero te prometo que se escribes una novela de gatos, los hijos que sí leen libros serán los primeros lectores .