Plaza Naco fue un lugar importante en la vida de los que éramos adolescentes en los años 80. Yo vivía en la Agustina y mi hermano y yo nos íbamos caminando los viernes hasta Plaza Naco, nos tomaba como ½ hora de caminata, nos íbamos con las monedas justas para comprar un helado en una heladería que era el lugar de encuentro de los “jevitos” de aquella época.
En Plaza Naco en el pasillo de entrada había en aquella época una tienda inusual, vendían globos y peluches para regalos, pero también un beso de chocolate de Hershey, inmenso!!, venía en una caja grande y me gustaba entrar a la tienda solo para ver el chocolate, porque en realidad era muy caro y no había forma imaginable en que pudiera comprarmelo. La verdad de todas formas era que no quería comprarlo, lo que soñaba en mi época de adolescente era, que un chico estuviera enamorado de mi y un día de San Valentin, en medio de su perdido amor por mi, me lo regalara, y que yo fuera la envidia de todas las chicas del curso.
Me encantaba el día de San Valentin cuando estaba en el colegio, era de las que preparaba corazones con alfileres para regalarlos a mis amigos. Luego cuando ya tenía un poco más de recursos hacía regalos para todos mis amigos y me pasaba el día repartiendo desde marcadores de libros hasta chocolates. Durante mis años de noviazgo y matrimonio, siempre fue un día especial en el que trataba de comprar algo a mi pareja y celebrarlo de alguna forma. Después que me divorcie un día encontré los besos de chocolate de Hershey en el supermercado y como un recuerdo o añoranza de mi niñez decidí comprar tres; uno para cada uno de mis hijos y otro para un amigo, que lo quiero como a un hijo. Por muchos años se volvió una costumbre comprar los chocolates para ellos; hace ya unos años que o Guille no estaba, o Fer se había ido y dejé de comprarlos.
Reflexionaba en cómo las cosas pierden sentido por alguna razón inexplicable; cómo eso, que era una ilusión con tanta significancia en mi vida de repente dejó de serlo. Este año hasta me olvidé de que era San Valentin y ni siquiera envié el consabido chat de felicitaciones a los amigos. Sin embargo lejos de que no me importara, al final del día he sentido tristeza, (y mande el chat por supuesto) porque sentí que había perdido los detalles de la vida y al final ¿Qué es la vida sin esas pequeñas cosas? que aunque sean materiales a veces expresan mucho más de lo que uno cree.
De repente me sentí sola, y pensé ¿Y mis amigos que ni siquiera me han dicho: «Feliz San Valentin»? no es del todo cierto siempre hay un par que no se olvidan de mi (por si Yosy y Abel leen esto, los quiero hasta el infinito).
Escribo esto solo para recordarme que el un dia de estos, sin motivos, voy a comprar besos de chocolates y repartir entre mis amigos, para decirles que los quiero y que no nos olvidemos de los amigos. Como dice la canción: “Quiero tener un millón de amigos… y así poder repartir muchos chocolates entre ellos”
Yo tengo un beso de chocolate de mi querida madre cerca, y me sentí muy especial de que por lo menos una persona se acordara de mí en San Valentín.
Yo también te quiero y espero me des mi chocolate pronto!