6 enero 2025
En estos días fui a la papelería. Una señora estaba con una chica de unos 12 años y estaban allí para que ella eligiera su regalo de Reyes, la chica de la papelería la instaba a que subiera al segundo piso porque «había más cosas” la niña no parecía encontrar nada que le gustara. Mientras salía de la tienda después de pagar pensaba ¡Cuánto hubiera pagado a esa edad para que me llevaran a una papelería y me dejaran escoger mi regalo de reyes! Lo reconozco soy una compradora compulsiva de lápices, libretas y todo lo que sea de papelería por eso limito mis visitas, porque siempre salgo con más cosas de las que necesito. Cuando tuve mis hijos me desquite comprándoles todos los lápices, lapiceros, colores, cuadernos que nunca pude tener. No se quien disfrutaba mas esos viajes a la papelería si ellos o yo.
Pero el incidente me hizo recordar lo maravilloso que eran los días de reyes cuando era una niña, cuando en verdad creía en los reyes, que no se como se desvanecían y entraban por debajo de la puerta y había que dejarle agua para los camellos y galletas y cigarros para los reyes, y cuando nos traían regalos muy diferentes a los que habíamos pedido y nuestros padres nos consolaban con la historia de que había muchos niños, el presupuesto era limitado y los reyes tenía que organizarse.
La noche del 5 de enero era la noche más larga del año, porque uno quería irse temprano a dormir para que amaneciera pronto, pero al estar en la cama caías en la cuenta de que no llegaba el sueño y por más que lo intentaras no te dormías. Imagino que luego, agotados de dar vueltas, uno lograba conciliar el sueño y mi hermano mayor el que, aunque ya hacía rato que se había levantado y con un foco había identificado los regalos, era quien nos despertaba de madrugada para abrir los regalos. Llegar a la sala y encontrarla llena de regalos que había que ir pescando porque estaban mezclados con los del resto de los primos era toda una fiesta. Mi hermano siempre se ponía en evidencia cuando iba directo a donde estaban nuestros regalos y recibía una mirada reprobatoria, pero comprensiva, de la mamá.
Luego iniciaba el recorrido por la casa de todos los tíos y abuelos, porque en aquella época aunque éramos personas de recursos limitados, no se como se las arreglaban los tios para buscar regalos para los 20 primos que éramos, uno iba calculando cuántos regalos recibiría. Era cierto que abundaban los regalos repetidos y económicos como juegos de Jacks, soldaditos, ping pong, y unas famosas carteras de bolitas, así como muñecas; y antes de salir de casa mi mamá nos sermoneaba con las consabida advertencia de: ¡Cuidado si dicen que es un regalo repetido!
Hoy pensaba que comencé a crecer y dejar de ser una niña el día en que descubrí que los reyes no existían. La magia nos trae alegría y cuando se termina una etapa nueva de la vida comienza. Doy gracias por esos días felices de mi niñez que aunque hoy recuerdo con nostalgia son parte de la persona en la que me convertí.
Que los Reyes no existen! Nooo, no es verdad.
Que lindos y sanos recuerdos. Nosotros preparabamos galletas, leche, cigarro, pasto y agua. La pena que al otro día siempre había clases.
Los reyes te dejaron unos rompecabezas este año . Deja de estar publicando fake news… Recuerdo amanecer muchas veces esperando los regalos.