Ha sido una semana triste. El lunes me enteré de la muerte de una persona a la que apreciaba mucho. No era un amigo, ni un familiar, era un cliente, fue mi primer cliente cuando abrí la empresa hace 23 años. Era bien creído Javier, cuando lo conocí me dijo: «yo voy a ser tu mejor cliente», y así fue. Hace unos años la empresa donde trabajaba la vendieron y sacaron de su mundo un laboratorio que él había construido desde cero y del cual se sentía orgulloso. Como no tenía laboratorio adoptó el nuestro y si lo hubiera dejado se hubiera metido en el laboratorio a hacer análisis. Todos lo querían y le tenían respeto porque era mal genioso, pero todos le perdonamos su mal genio porque era un hombre bien especial. La primera vez que lo visité en su laboratorio fue increíble verlo trabajar y manejar la pipeta con un solo brazo, porque había sufrido polio en algún momento de su vida. Que tristeza me dio saber que Don Javier ha muerto.
Hace unas semanas murió el esposo de mi prima, él y Javier eran primos… A los pocos días murió su tía y entonces pensé, debo llamar a Javier y … no lo llamé y esa mañana del lunes, me dio tanto pesar no haberlo llamado, si lo hubiera hecho para darle el pésame, al menos hubiera hablado una última vez con él. Hace tiempo que no lo veía aunque me contaron que había estado en la oficina el viernes antes de su muerte.
Siento que la muerte ha estado muy cerca de mí estos días y me ha hecho más consciente de lo frágil que es la vida. Ayer salió publicada una noticia decía que la esperanza de vida para la república Dominicana era 74 años. Mi amigo Josian se burló de mí «explicando» que eso es un promedio(lo cual sé perfectamente), pero arribando casi a mis 60 podría ser que uno caiga dentro de las estadísticas y eso significa que solo me quedan 14 años de vida. Si es así ¿Que quisiera que fuera de mi vida en los últimos 14 años?
Por hoy solo quisiera decirles a mi familia: a mis hijos, a mis padres, a mis hermanos, primos, tíos, que los quiero mucho, repetirlo tantas veces como sea posible, antes de que ya no lo pueda decir mas. Saber que la vida es tan frágil nos hace repensar en qué queremos invertir nuestro tiempo y como queremos ser recordados. Nadie sabe cuando va a morir pero, lo único que tenemos seguro es la muerte y la otra certeza es este momento, este instante en el que vivo, porque el pasado se queda ahí y no podemos hacer nada con él y el futuro es nada, es incierto y desconocido. Así que aquí voy a intentar exprimirlo hasta el tuétano…