Esta mañana me fui a montar bici en el malecón. Me olvidé de mis audífonos para escuchar música y fue lo mejor que me pasó. No había muchos vehículos en la calle y mientras rodaba con la bici pude escuchar el sonido del mar. Me hizo recordar algunas cosas…
En el año 1988 me gané una beca para ir a estudiar a Guatemala, antes de irme fui al malecón y me pasé un buen rato escuchando y observando el mar. A parte de un corto viaje a México, nunca había salido de mi país, y mucho menos sola, en ese momento pensaba que lo que más iba a extrañar era el mar y estuve en lo cierto. Eso es lo que te provoca vivir en una isla, el mar está por todos lados y cuando vives en otro lugar lo extrañas.
Antes de vivir fuera, no podía imaginar lo hermoso que era nuestro mar Caribe, azul verdoso, la arena blanca. Sé que no es el único, he encontrado playas maravillosas en Puerto Rico y en Curacao, pero es el mismo Mar Caribe. Sin embargo, al viajar a otras tierras y ver otros mares u océanos, no con esos colores tan intensos azul y verde, no he encontrado la misma paz. ¿Será simplemente porque estoy lejos de mi tierra? No quiero menospreciar otros mares hermosos que debe haber sobre la tierra, por eso pienso que me gusta tanto el Caribe porque simplemente es mi tierra.
El sonido del mar me trae paz. Si me pidieran que describiera cómo siento la paz en mi interior diría que es como cerrar los ojos y escuchar el sonido del mar. Frente al mar uno puede olvidarse de todos los problemas, porque las olas van y vienen no importa lo que pase, no importa si estás alegre o triste, ellas siempre van a seguir allí con su ritmo, su cadencia que adormece y tranquiliza.
Tal vez las olas son un poco como la vida: tranquila a veces; agitada en otras ocasiones; con olas abruptas que se arrojan contra las rocas, como esos momentos de la vida que nos golpean y creemos que no podremos recuperarnos nunca; pero siempre en movimiento, nunca se detienen, igual que nosotros, cada mañana al levantarme pienso: aquí estoy en otra vuelta al sol.
Este año he retomado mi caja de agradecimientos, quiero ponerme en serio con esto, porque siento la necesidad de pensar en las alegrías y cosas por las que agradecer en mi dia, mas que en aquellas cosas que no salieron bien. Asi que hoy doy gracias por el mar, por esta isla del caribe colocada, como bien dijo Don Pedro Mir: «en el mismo trayecto del sol, liviano, apoyado en la brisa… y yo agrego: «del mar»
Hay un país en el mundo
colocado
en el mismo trayecto del sol…
Sencillamente
liviano,
como un ala de murciélago
apoyado en la brisa.
(Fragmento del Poema Hay un Pais en el Mundo del Pedro Mir)