Escrito #4 – Sueños


Esta semana me dio por soñar cosas extrañas. Una noche estaba dormida y escuché la voz de mi hijo que me dijo: «MA!» así como cuando el sale de noche y me abre la puerta para avisar que llegó, solo que él no está, está muy lejos y no es posible que lo haya escuchado, su voz sonó tan real, me desperté espantada y me pregunté, ¿Dónde andará mi enano a estas horas? probablemente dormido en su casa.

Anoche soñé que estaba en casa, en la cocina fregando algo cuando vi que venía caminando mi suegro, Don Henry, el abuelo de mis hijos, me asusté porque incluso en el sueño sabía que él no estaba, que ya no está y no era posible que viviera caminando hacia mi. Esta vez fui yo quien soltó un grito y me desperté. Me levanté muy asustada, imagino que es lo que uno debe sentir cuando ve un aparecido. Nunca he visto un aparecido, ni siquiera sé si eso es posible, pero ahora en un sueño estoy segura que era un aparecido. 

Una cosa es soñar con alguien que ya ha muerto, me he soñado con mi abuela, pero otra es que en un sueño sepas que estás soñando con alguien que no está, es soñar con una aparición. Mientras escribo intento evitar la palabra morir o muerto, y me preguntó porqué le tememos tanto a morir, ¿será porque es algo tan incierto y desconocido? A veces pienso en la muerte, debo reconocerlo, cuando lo hago me pregunto quien me echara en falta, pienso en mis padres, y mis hijos, también pienso en mis hermanos, pienso en algunos amigos que seguro me echaran de menos, no es muy larga la lista, aunque eso último, no es algo que me preocupe. ¿Cuándo es el momento adecuado de morir? la respuesta debe ser nunca. Pero la verdad es que es lo único seguro que tenemos en la vida.

Recuerdo hace un tiempo que estaba leyendo un libro de Steven Covey, para escribir la misión de tu vida, te proponía hacer un ejercicio de pensar como querías ser recordado después de tu muerte; la idea era que trataras de vivir la vida como quieres ser recordado; ahora que vuelvo a pensar en ello es un ejercicio deprimente, porque creo que, si bien es cierto que uno debería vivir cada dia sabiendo que es la única oportunidad que tiene de hacer algo trascendente en la vida, hay tantos días en los que uno solo tiene la oportunidad de simplemente vivir, transitar por la vida: uno se levanta, desayuna, almuerza y cena, vegeta frente a alguna pantalla, leyendo noticias deprimentes aunque alguna buena noticia se cruza por el camino y las oportunidades para hacer algo trascendente no aparecen todos los días. 

Pero estaba pensando en los sueños y en la muerte y en las personas que echamos de menos y no están y cómo nuestro subconsciente es capaz de traer tan vívida a nuestra realidad nuestros anhelos de volver a ver o a escuchar aquellos que queremos o quisimos. Por eso creo que hoy simplemente quiero hacer el firme propósito de cada dia disfrutar la compañía de los que quiero, porque sé que la vida no es como uno quisiera y por diferentes circunstancias después, esos tal vez ya no estarán tan cerca, algunos porque se van o viajan o emigran y otros porque no están, simplemente  porque…  es la ley de la vida. 

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