Mi primer dia en el banco como Cajero – Escrito #23


Era mi primer día en el banco como cajero, habían pasado un par de horas y todo había transcurrido normal,  llevaba 2 meses en entrenamiento y había puesto todo mi empeño en aprender los procedimientos de una forma correcta. Cuando fui liberado para hacer el trabajo solo, mi entrenador me felicitó. Me sentia super emocionado de poder demostrar lo que había aprendido, fue entonces cuando  vi entrar un señor que, aunque era bastante mayor, se veía fuerte y decidido, iba acompañado de una señora, que llevaba canas estimé que debía tener unos 60 años.

Se acercaron a servicio al cliente y le dijeron a mi compañera que deseaban firmar una libreta, pensé que eso era todo, pero luego observé al señor buscar  algo en un estuche que llevaba y acercarse a la caja y me pasó un papelito  que no entendí. Tenía una lista que detallaba cantidades de billetes de diferentes denominaciones: 4 x RD$ 2,000; 10 x RD$ 1000; 10 x RD$500 y así hasta llegar a RD$100 y RD$50, la suma hacia RD $40,000.00, luego en el papel decia US $70.00 y luego RD$ 100,000. En ese instante se acercó la señora y le dije honestamente que no entendía lo que quería, el señor parecía no escucharme.

  • El no oye bien, déjeme ver el papel – me dijo la señora
  • Ah el lo que quiere es que le dé 40,000 pesos distribuido en esas denominaciones – me explicó con una dulce sonrisa la señora. 
  • ¿Y lo otro?
  • A parte le va a dar RD $100,000 y le va a vender 70 dólares

Me pregunté en mi interior si el señor tendría un colmado, porque no lograba entender para qué quería el dinero distribuido de esa forma. Miré con cara de interrogación a la señora, que seguía sonriendo divertida al ver mi cara estupefacta.

  • Es que él le lleva el dinero menudo para que mi mamá pueda hacer los pagos, no se preocupe que hoy se gradua usted de cajero después de atenderlo, luego lo va a contar como anécdota

Mi compañero que estaba al lado estalló en una sonora carcajada y me dijo: «Tranquilo que todos hemos pasado por eso con Don Juan». Intenté tranquilizarme pero la verdad sudaba copiosamente a pesar del aire acondicionado, la sonrisa de la señora no ayudaba a que me tranquilizara, ella estaba disfrutando sanamente mi sufrimiento. Comencé a dar los pasos que había aprendido, pero lo que pudo haber resultado un simple retiro por un monto se volvió un trámite complejo por el requerimiento del señor de las denominaciones, le pido la cédula y me doy cuenta que precisamente es su cumpleaños.

  • Oh, hoy es su cumpleaños, felicidades.
  • Papá el señor te está felicitando – Le dice ella, la observó y caigo en cuenta que es su hija, no sé cómo no lo noté antes, son muy parecidos, además dijo que el dinero era para su mamá; es una mujer bonita, a pesar de sus canas, me animo a preguntar:
  • Y… ¿Cuántos años cumple?
  • 90  – responde la señora.
  • Wao, 90 años y aun con esa vitalidad, que impresionante

Continuo pasando trabajo con los procesos, para colmo el sistema está más lento que un suero de miel de abeja, y siento la respiración en mi espalda de mi compañero, que me vigila como un policía de campo. Va siguiendo mis pasos, no me dice nada, sabe que debe dejar que lo haga solo y solo intervenir en caso de que me equivoque o no sepa como seguir. Me doy cuenta de que no tengo suficiente cantidad de las diferentes denominaciones que me pide don Juan y en esos momento levanto la cabeza y observo la risa pícara de la señora. Trato de bajar la tensión e intentó conversar con ella, dándole oportunidad al sistema de que responda.

  • El sistema esta muy lento hoy – me excuso
  • Tranquilo, eso pasa a veces – Me responde
  • ¿Y usted cómo se llama? – pregunto atrevido, luego me doy cuenta que es una pregunta fuera de lugar pero, ya la hice, miro de reojo a mi compañero que me observa con ojo crítico
  • Carmen – me responde

Continuo en mi afán por conseguir todos los billetes de las denominaciones que hay en el papel, pregunto a mi compañero y me responde seco que no tiene y vuelvo de nuevo la vista a mis clientes. La señora sigue divertida lo que ocurre y siento que hubiera bromeado francamente con mi desgracias, pero solo dice:

  • No se preocupe, si no tiene las denominaciones que él pidió, arreglelo como pueda y complete el monto – En ese instante ya siento la presión de la «desesperación del cliente» porque me tardo mucho.

Me hablaron de eso en el entrenamiento, y me dieron tips de como controlarlo, porque esos son los momentos que llevan a un cajero a cometer equivocaciones. Así que respiro, cuento mentalmente hasta diez y vuelvo a mi tarea. Logro completar los RD $40,000.00 y se lo paso al señor, le pido que lo cuente y lo observó con parsimonia contando uno a uno cada billete. Le devuelvo la cédula y me encuentro de nuevo con la sonrisa.

  • No ha terminado, aún le falta darme el otro dinero y cambiar los 70 dólares – me dice la señora.

Abro la boca incrédulo, me he distraído y me he olvidado de lo que es mi trabajo. Bajo la cabeza e intento concentrarme en los procesos y lo que debo hacer. Termino el trámite y le paso el resto del dinero y los 70 dólares al Sr. Juan y cuando creo que va a terminar todo vuelvo a encontrar la sonrisa divertida de la señora.

  • No, aún no terminamos, le dije que hoy se iba a graduar con nosotros, ahora necesitamos que retire dinero de la cuenta para el pago de la tarjeta de crédito.

Creo que bromea conmigo, pero me pasa el estado de cuenta de la tarjeta y pienso; «¿pero eso no se puede pagar por el e-banking? la señora parece que me lee la mente y dice:

  • Eso se puede pagar por el e-banking pero él no sabe usarlo, así que tenemos que hacer el tramite por aqui.

Mi compañero vuelve a sonreir y yo lo miro con cara de tonto, porque la verdad es que no me acuerdo como es el proceso, aunque lo aprendi en el entrenamiento como nunca me ha tocado hacerlo lo he olvidado, pongo cara de: «Necesito ayuda urgente» y él se compadece de mi, se levanta de su asiento y me va diciendo paso por paso lo que debo hacer, de vez en cuando levanto la cara avergonzado pero la señora sigue ahi, al lado de su padre, mirandome como si estuviera viendo una escena de una pelicula, divertida, sonriente, sin perder la calma, como si a ella tambien la hubieran enseñado a meditar y estuviera mentalmente contando hasta 10.  Pienso que debe tener mucha paciencia para lidiar con el señor. Finalmente termina el tramite y le entrego el comprobante. Ahora sí ha llegado el momento de que se marchen. Salgo de detrás de la caja y como por instinto decido acompañar a los señores a la puerta. Me sorprendo con mis comentarios.

  • ¿y viene con frecuencia al banco?
  • El si, yo a veces lo acompaño solo cuando tengo que firmar algo
  • Debería acompañarlo siempre – digo atrevido nuevamente

La señora se sonríe y sale sin responder, no se da la vuelta la veo alejarse con su padre hacia el vehículo y vuelvo a sentir la respiración de mi compañero en la espalda, me volteo y sus ojos solo me pregunta qué demonios creo que estoy haciendo. Me encojo de hombros y regresó a mi trabajo, pensando que nunca voy a olvidar mi primer dia en el banco como cajero.

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